Un retiro espiritual

El presidente Sánchez siempre es capaz de impactar y alucinarnos por partes iguales

Europa Press
Ana Martínez Labella
09:38 • 26 abr. 2024

Si creíamos que nuestra capacidad de asombro estaba agotada, nos equivocábamos. Y mira, que en los últimos tiempos hemos ido saltando de sorpresa en sorpresa, a cada cual más desagradable, y aunque los españoles hemos ido normalizando todos los sobresaltos de la política nacional actual, el presidente Sánchez siempre es capaz de impactar y alucinarnos por partes iguales.



Nos dejó sin palabras con las elecciones del 23 de julio, en pleno verano. Ahora lo hace con esa especie de retiro espiritual que se ha dado para decidir si se mantiene en el sillón del poder diciendo encima que no le tiene apego. Se auto otorga cinco días para pensar en sí mismo, cuando lleva cinco años haciendo únicamente eso: pensar en sí mismo. 



No se le ha pasado por la cabeza que lo que debe hacer, por responsabilidad y respecto al cargo que ostenta, es ofrecer a todos los españoles las explicaciones que nos merecemos sobre los casos de corrupción que afectan a su Gobierno, a su partido y a su entorno. Debería haberlo hecho hace semanas y sus respuestas no han llegado nunca. Y mira que ha tenido oportunidades. Sin ir más lejos, en la propia sesión de control celebrada esta semana, y en la que limitó sus respuestas a escuetos comentarios, acompañados, eso sí, con gestos más que evidentes de enojo y enfado.



El presidente del Gobierno de España no puede montar un espectáculo de adolescente para que vayan detrás diciéndole que no se vaya y que no se enfade. Es pueril, impropio del presidente de todos los españoles.



Por eso, ir de víctima no obedece más que a una estrategia milimétricamente diseñada para seguir donde siempre ha querido y ha peleado por estar. Ni Napoleón, ni el gran Alejandro Magno están a la altura del gran estratega que es Pedro Sánchez. Ya les hubiera gustado a ellos. Unos simples aprendices a su lado.






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