El poder del arte

Santiago Alfonso Rodríguez es patrono de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino

Inauguración del MUREC.
Inauguración del MUREC. Juan Sánchez
Santiago Alfonso Rodríguez
19:31 • 16 mar. 2024

Llevo meses oyendo recurrentemente el último trabajo musical del gran Robe Iniesta -“ Se nos lleva el aíre”-,  entre cuyos cortes destaca sobre manera,  el tema “el poder del arte”. Es una canción con una letra densa y una construcción musical grandiosa,  donde Robe dice “ Tal vez, si pudiera hablarte de si fuera cierto que el poder del arte bien nos pudiera salvar, de una vida inerte, de una vida triste, de una mala muerte….”.Esto que extraigo hay que sentirlo en el contexto del conjunto de la canción, pero en sí misma es una letra de gran calado inspirador.



Oyendo los discursos de la inauguración de este viernes en el patio central del hospital provincial, sede del flamante museo del realismo español contemporáneo( MUREC), no pude dejar de sentir ese sentimiento del poder transformador que puede tener el arte por medio de un contenedor cultural de la gran calidad que ofrece el nuevo MUREC.  Se cumplen varios objetivos  con la puesta en marcha de este museo. El primero es de naturaleza estrictamente artística, y es la de honrar el legado del movimiento realista en la historia del arte de España.  Andrés García Ibáñez, ha descrito en numerosas ocasiones, y volvió a reiterarlo en su discurso de la mañana del viernes, que el realismo representa lo más distintivo de la aportación del arte español a la historia de la disciplina.  Un segundo objetivo es de naturaleza patrimonial para toda la provincia de Almería y Andalucía: no se podía pensar en una utilización más refinada y excelsa del flamante edificio renacentista, rehabilitado, del hospital de María Magdalena, que una dotación museística. Almería sube muchos peldaños en el ranking de las ciudades con oferta cultural vinculada al arte; en cierto modo ingresa en una liga de primera división que nos acerca más a ciudades como Málaga o Valencia. 



Como efecto indirecto y no menos importante, es la aportación a la vida urbana, a mejorar el barrio en el que está ubicado el MUREC, ganándole esa vista al puerto desde el Paseo San Luis, sin dejar de tener vistas a la calle Hospital. Sin duda alguna que con la incorporación de la UAL al espacio anexo al MUREC esa revitalización del espacio se va a ver multiplicado para fortuna de los almerienses.



Como patrono de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, ha sido un inmenso honor el poder trabajar durante estos años en pro de la puesta en marcha del MUREC. Siempre he reconocido y manifestaré mi admiración por la generosidad de tiempo, recursos de todo tipo y elevadas miras  museísticas, en la figura de Andrés García Ibáñez. Su relación de amistad con el gran artista Antonio García López es una suerte de gordo de lotería perenne para la provincia de Almería, a la par que un acompañamiento artístico para ambos que todavía no ha dejado todas las obas que descansan en sus cerebros y pupilas. Quiero reconocer a Rita Casanova como compañera patrona de la fundación, siendo además que su rol de consorte de Andrés, le confiere unos vínculos emocionales para toda la familia que sin duda han sido básicos para que Andrés haga lo mucho que ha alcanzado.



Y por supuesto no puedo olvidar la importación imprescindible de Juan Manuel Martín Robles, nuestro gran director de la fundación y flamante director del MUREC. Juan Manuel ha sido capaz de tocar multitud de teclas para que el instrumento artístico que son los museos de Almería que gestiona la Fundación de Arte Ibañez Cosentino, funcionaran y lucieran con esplendor.  Gratitud inmensa a la generosidad de Javier Pérez Rojas, un gran experto y coleccionista, catedrático universitario, y gran muñidor de parte de la colección expuesta en el MUREC. Creo que Javier es injustamente desconocido en Almería y me gustaría hacer todo lo necesario para paliar ese desconocimiento porque su generosidad y su saber estar bien lo merecen. 



Finalmente, y como no podía ser de otra manera, me gustaría reconocer la visión histórica, trascendental diría, de la Diputación de Almería, primero con Gabriel Amat, y después con Javier Aureliano y sus respectivos equipos, para anticipar que un museo de la gran calidad y ambición del MUREC podrían ser un activo cultural y patrimonial que elevara la vida de los almerienses, siendo un factor de atracción de visitantes de todas las geografías de España y allende. 



Gracias a todos por creer en el poder del arte para una vida mejor




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