¡Andaluces, levantaos!

Se está poniendo en riesgo la tierra que aquellos jornaleros demandaban

Tractores bloquean la A-92N a su paso por la comarca de Los Vélez en Almería.
Tractores bloquean la A-92N a su paso por la comarca de Los Vélez en Almería. Europa Press
Moisés S. Palmero Aranda
23:28 • 27 feb. 2024

Este año el ¡Andaluces, levantaos!, ¡pedid tierra y libertad!, se me presenta más necesario que nunca. Y lo es porque se está poniendo en riesgo la tierra que aquellos jornaleros demandaban y que trabajaron de sol a sol.



Las protestas van contra la idea de que la tierra es para quien la trabaja. Allanan el camino a la agroindustria que roba las semillas, mal compra sus tierras, dominará el agua, los esclaviza imponiendo qué, cómo y cuándo plantar, que productos deben comprar para contentar al mercado, y luego se llevan la producción según beneficio, y especulan con el precio y, por consiguiente, con su libertad, y nuestra salud.



El campo, como el resto de la sociedad, necesita una revolución para defender al pueblo, la naturaleza, el medio rural y la economía local, de cercanía. Una agricultura que regenere el suelo, proteja la biodiversidad, no desperdicie el agua de nuestros acuíferos, y beneficie a los pequeños agricultores y ganaderos. 



No a los grandes capitales especuladores, a los intermediarios, a las grandes superficies, a las casas de semillas, a la industria de insumos que envenenan nuestros alimentos, esquilman los ecosistemas, despilfarran los recursos naturales, convierten el planeta en un vertedero, y generan grandes desequilibrios ambientales, sociales y de reparto de la riqueza. 



La cesión de la Unión Europea ante los tractores beneficia a los que consideran que el alimento no se cultiva, sino que se fabrica, se empaqueta en atractivos plásticos, y se subasta al mejor postor, aunque haya que mandarlo a miles de kilómetros.



Como no nos levantemos en defensa de los verdaderos campesinos, perderemos la tierra y la libertad, la paz y la esperanza, la verde y blanca, y volveremos a pasar hambre y vivir arrodillados. Este año casi no llega para el aceite del desayuno andaluz en los colegios, los tomates eran marroquíes, y el cereal para el pan a saber de dónde. El año que viene, el capital dirá. 





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