El libro de la vida

La vida es como una obra narrativa, una criatura que nace al mundo, de manera autómata

José Luis Masegosa
23:42 • 28 ene. 2024

Todos somos escritores de nosotros mismos. Todos escribimos a diario una letra, un espacio, una frase, un párrafo, una hoja, un capítulo de nuestra vida. Y lo hacemos como mejor se escribe, casi siempre en la confianza de un desconocimiento acerca de los hechos que van a ir conformando la narración de nuestra existencia. Si fuéramos conscientes de que el más insignificante hecho, la anécdota más banal, la más intrascendente experiencia cotidiana quedan registradas en el disco duro de nuestra vida, tal vez reflexionaríamos y adoptaríamos una actitud diferente, a lo mejor seríamos más consecuentes. Sin embargo, la tinta de nuestros días fluye autónoma y pergeña los renglones, torcidos o derechos, de nuestra obra narrativa. En ocasiones, la grafía es dócil y obediente y se atiene a los dictados del discurso vital; en otras, los caracteres se rebelan, se tornan rebeldes y se encaminan por derroteros imprevistos, que nada tienen que ver con el argumento director de nuestra obra. Es así que resulta difícil que prólogo y epílogo coincidan en sus conclusiones.



La vida es como una obra narrativa, una criatura que nace al mundo y de manera autómata se va haciendo a través de sus líneas, de sus páginas, de sus pasajes, secuencias y personajes. Ahí radica el enorme paralelismo entre la existencia y la narración. Casi se podría decir que somos lo que la vida escribe de nosotros, y no a la inversa,  aunque parezca que nuestra voluntad queda al margen. Podemos pretender definir el texto de nuestra vida, pero no conseguiremos la definición prevista porque en nuestro devenir siempre prevalecerá la fuerza  del destino, ese invisible poder al que todos estamos sometidos y que rige nuestros pasos.



En este viaje llamado vida, vamos descubriendo quiénes somos, qué nos apasiona, a quiénes amamos y en quiénes confiamos. A medida que avanzamos, nuestro libro se va llenando de personas, lugares y recuerdos que nos marcan para siempre. Cada uno de nosotros tiene su propia narrativa, sus propios sueños y metas, y es nuestro deber hacer que cada capítulo valga la pena.. La vida es el libro de nosotros mismos.








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