Nos vemos ante la sede del PP. Pásalo

No me gustan las concentraciones “espontáneas” ante las sedes de los partidos

José Fernández
23:21 • 09 nov. 2023

No me gustan las concentraciones “espontáneas” ante las sedes de los partidos por dos razones. La primera porque son un escenario perfecto para la irrupción de descerebrados con ganas de jarana que alientan el relato victimista de los visitados. La segunda es aún más sencilla: porque las he sufrido en persona y son muy desagradables. Ustedes son muy jóvenes, pero hubo un tiempo (los meses del “No a la Guerra” a la que el PSOE envió dos corbetas con reclutas y el PP un criminal buque hospital) en el que el PSOE almeriense cercaba con frecuencia la sede del PP en el Paseo de Almería taponando la única salida a la calle del edificio. Alguna vez me pilló dentro una de esas fiestas de la democracia y les aseguro que el espectáculo de ver y oír a un grupo de energúmenos de la democracia aullando “asesinos” e “hijos de puta” a los que estábamos dentro es de los que se recuerdan con mucho cariño y un fuerte aplauso. Y ojo, que allí abajo estaba todo el PSOE: concejales, diputados, senadores, cargos y cargas del partido, destacados periodistas, el sedicente “mundo de la cultura”, las mesas y “amigos de” habituales,  y un tipo con altavoz que hacía ruido de explosiones para que los manifestantes más animosos se victimizasen revolcándose en el suelo, para alegría para las tintorerías. Y me acuerdo también de los SMS que salían de sus teléfonos oficiales con el “pásalo” y de cuando el PSOE almeriense fletó autobuses a Sevilla para cercar  el Parlamento Andaluz en una pretendida “alerta antifascista” para impregnar de rigor democrático la investidura de Juanma Moreno como presidente de la Junta. Por lo tanto, si hay alguien que no puede quejarse por recibir ahora lo mismo que tanto repartió antes es el PSOE almeriense. Pero no todos somos igual de cafres. Por eso este domingo muchos nos vamos a dar cita en la Plaza Vieja con serenidad y también con el cabreo de ver cómo los socialistas han vendido el Estado de Derecho por un puñado de votos de un puñado de miserables. 










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