La vid, misterio y amor

En el atardecer  del Valle del Almanzora, entre las sierras de las Estancias  y Filabres la nauraleza regala una explosión de sonidos, sabores y colores. Ando las vides del alma, en las que los últimos rayos solariegos despiertan el imperio de los sentidos hasta .que sucumbes ante tanta belleza y hermosura.

No hay paso perdido que no encuentre el brillo aterciopelado de los golosos racimos de las viñas, en sus diferentes variedades. Habitamos este pre otoño de peregrinaje y nos damos de bruces con un auténtico milagro, el  de la vid y la vendimia, un arte y una tradición llena de misterio La vid, ese maravilloso regalo de la propia naturaleza que nos brinda el vino, que sido desde tiempos inmemoriales un verdadero milagro que se renueva año tras año. El  campo se reviste de colores y sabores, y es cuando los viticultores y amantes del vino se preparan para celebrar la vendimia. La vendimia, ese momento mágico en el que los racimos de uvas están en su punto óptimo de madurez, es el inicio de un proceso que requiere no solo conocimiento técnico, sino también amor y pasión por el vino.

Los viticultores, verdaderos artistas, cuidan con esmero cada detalle para obtener el mejor resultado en su cosecha. Pero, ¿qué es lo que hace que la vid y la vendimia sean tan especiales?

Es el misterio que encierra este fruto de la tierra que despierta sensaciones y emociones. El vino, ese líquido que es capaz de transportarnos a otros lugares, de unirnos con amigos y de hacernos disfrutar de momentos únicos. Cada cepa es tratada con cariño, cuidando de su crecimiento y desarrollo, para que dé los frutos deseados.

La tradición también juega un papel fundamental en este proceso. A lo largo de los siglos, las técnicas han ido pasando de generación en generación, convirtiéndose en un legado cultural que se mantiene vivo En definitiva, la vid, la vendimia, el vino... todo un conjunto de elementos que conforman un verdadero milagro. Es el vino, nuestro vino, ese tesoro líquido que nos muestra que en cada copa hay un pedacito de misterio y de amor