Ya que el Estado no ahorra, que permitan por lo menos ahorrar a los ciudadanos

Los ciudadanos tenemos que convencerlos, de que el dinero es nuestro y no de ellos

Juan Martínez Fernández
09:00 • 28 jul. 2022

El sostenimiento de las pensiones es una misión imposible; Se creó en unos momentos en los que la familia tenía la protección de los gobiernos. Hoy, la natalidad desciende a marchas forzadas a consecuencia entre otras de la falta de protección a la familia que mantienen los gobiernos en democracia, a la falsedad engañosa de un estado de bienestar imposible para más del ochenta por ciento de los estados modernos y sobre todo, por la voracidad activa y desorbitada de los gobiernos acosando a impuestos a sus ciudadanos a los que convierten en súbditos, sin otro derecho que el de aguantar una esclavitud fiscal a cambio de que cada cuatro o cinco años, les dejen depositar un papelito en unas urnas, con la certeza de que ese papelito no sirve para nada. 



Nada que no esté ya previsto por los partidos políticos que previamente, mediante leyes electorales que privan al pueblo de decidir quién les ha de representar y  gobernar, mantienen el desatino obligando a los ciudadanos a votar a quienes los partidos tienen como mayores medradores del poder. 



Hoy, con el sistema electoral del mundo civilizado, a excepción de Gran Bretaña, los cincuenta primeros enchufados de cada partido, son inamovibles por las urnas; quien piense que estoy equivocado, está en la Higuera, como decían en mi pueblo hace años. Cada vez que se ha iniciado en España la posibilidad de hacerse un plan de ahorro y forjarse un futuro mas o menos seguro, ha llegado el PSOE y lo ha cercenado, cargándolo con impuestos que hacen imposible su fin. Solbes, un caradura que cuando dejó de ser ministro, se enchufó en más de un sitio y hoy está rico de los enchufes que se propició, fue el último que engaño a miles de españoles. 



Es inconcebible que no podamos ahorrar para asegurarnos la vejez y que cuando llegue esa edad de jubilación, no te permitan recuperar cuanto has ahorrado, sin pagar impuesto alguno que ya se había pagado sobradamente durante toda la vida. 



Por otro lado, se está constantemente atacando a las pensiones máximas, y no se dice que se les retiene más del veinte por ciento de la cuantía; no se dice que a quien cobra la pensión máxima, se le retiene por hacienda un importe equivalente a tres meses de pensión, como si fueran trabajadores en activo, cuando la pensión es un derecho adquirido por haber estado cotizando por el máximo (mucho más de lo que se recibe) y, al parecer, hay que estar agradecidos al gobierno de turno por tal deferencia. 



Al pueblo solamente se le informa de lo que le interesa al gobierno de turno. Urge que se cree una Ley que permita a quien lo desee, ahorrar para el momento de la jubilación, con la obligatoriedad, eso sí, de que no podrá retirarlo mientras no llegue ese momento y que no se le esquilme cuando llegue a la posibilidad de recuperarlo; que se permita a quien quiera sacrificarse en aras a un futuro lejano y oscuro ahorrar para ese día y cuando llegue el momento, que no se le confisque el sacrificio de muchos años. 



Estos gobiernos que sufrimos, tienen que convencerse, o por lo menos, los ciudadanos tenemos que convencerlos, de que el dinero es nuestro y no de ellos. 



En la actualidad, los representantes del gobierno hablan de una forma tan preñada de soberbia que aparentan que es una deferencia que nos permitan disponer de parte de nuestro dinero, ganado honradamente y con nuestro trabajo y sacrificio. Se presentan como nuestros benefactores y protectores, cuando trabajamos para el estado más de seis meses al año; y aún, se permiten la desfachatez de decir que nos van a aumentar los impuestos porque pagamos menos que en Europa, cuando ellos llevan una vida de sátrapas, viviendo en una opulencia que sonrojaría a cualquiera que tuviera un poco de vergüenza. 


Hoy deciden sobre nuestras vidas y haciendas, niñatos que no han trabajado en su vida y se están haciendo millonarios con el sudor de nuestro trabajo de toda una vida. O sacamos las uñas, o nos esclavizan, sangrándonos a impuestos y racionándonos hasta el agua.


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