Ampliación del campo de batalla

Cómo es posible que la empresa explotadora de las Salinas no haya hecho nada

Beatriz Torres
09:00 • 21 jul. 2022

Después del concierto de Rosalía, transformada de alguna manera (en una Motomami, por favor), me pasé una mañana en Las Salinas de Cabo de Gata. Sentía curiosidad por conocer lo que pasaba con los humedales y los flamencos, además de bañarme.



Desde el autobús llegué a vislumbrar unas superficies blancas que brillaban como si fueran invernaderos y ningún rastro de animales. Más adelante, después de la preciosa Iglesia de las Salinas, que espero se mantenga conservada mientras dure la eternidad, la fábrica de las Salinas se veía abandonada y a un lado permanecía una montaña de sal de color beige.



Luego me enteré del problema que había surgido en el mes de abril con la abundancia de lluvia, la cual, paradójicamente, había obstruido los canales de agua que abastecían a estos humedales y a sus flamencos migratorios, entre otras especies.



Inmediatamente me vino la pregunta: cómo es posible que la empresa explotadora de las Salinas no haya hecho nada por salvar este entorno natural, alegando que ya no le es rentable, ni las diversas administraciones intervengan para salvar el ecosistema de estos seres vivos en su momento. (Deleznables y mezquinos serían los calificativos que más nos definen como raza humana).



Llegué hasta La Fabriquilla y me bañé al final de la playa, casi debajo del Cerro de San Miguel, en medio de unas aguas exquisitas. El entorno es paradisiaco, y me pregunto: ¿será posible que se abandone este paraje natural, no exento de conservación, para especular urbanísticamente con él?



Cuando volví a la ciudad el termómetro marcaba 39 grados y pensé morirme. A duras penas conseguí llegar al piso y tirarme al suelo; era imposible descansar en la cama aun con todo cerrado.



Más tarde hice el increíble esfuerzo de volver otra vez a la librería y hacerme con “Ampliación del campo de batalla”. La había visto el día del concierto cuando me compré “Aniquilación”, y me quedé con las ganas de leer esta primera novela de Houellebecq. La desconocía y conociendo casi toda su obra me parecía fundamental leer también esta primera, en la que pienso que se asentará el germen de toda su literatura.



Y no me está defraudando, subrayaría todos sus párrafos.


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