Los encantadores de serpientes, tienen la flauta obstruida

La democracia es incapaz de recuperar el control de una ciudad si la pierde con la delincuencia

Juan Martínez Fernández
09:00 • 09 jun. 2022

Que España, afortunadamente, no es Francia, es un hecho contrastado, a pesar de que las televisiones pesebreras y los periódicos que no le van a la zaga, lo intenten imponer. El último CIS de Tezanos, una vergüenza nacional que los españoles están consintiendo cual cornudo consciente y consentido al que se le toma el pelo, la pasta y la mujer, ha derivado en el sentido del voto francés, donde los comunistas, en una muestra miserable de envidia, odio e impotencia, han pedido y aportado el voto hacia la derecha del vividor oportunista que se está aprovechando de que Francia está hasta las narices de una izquierda que ha llevado a uno de los países más prósperos del mundo a una ruina congénita que no parece tener solución, y que la ha llenado de inmigrantes que están convirtiendo París, Montpelier, Narbone, Bèziers y en realidad todo el Midi francés, otrora próspero y alegre, en una sucursal del norte de África. 



Hoy, se está intentando dirigir a los andaluces – y a los españoles en general – a que voten a este o aquél partido, pero nunca a lo que ellos, sin tener ni idea de lo que eso es, llaman ultraderecha, cuando se trata de partidos con los mismos derechos democráticos que cualquier otro, olvidando que, en Europa, hay países donde no solo está prohibido votar a la extrema izquierda, es que ésta está ilegalizada; y especialmente que el espíritu de la democracia es que cada uno vote como y a quien quiera; pero de eso, este pueblo de ignorantes manejados ni se entera porque ni le dejan ni tiene interés en hacerlo. 



Para ninguno de los que, por nuestra profesión hemos tenido que viajar a menudo a la Francia que desde Giscard d’ Estaing, hasta nuestros días va en caída plena, han causado sorpresa los acontecimiento lamentables y vergonzosos de Saint Denís en la final de la Champions, como tampoco los causan los que cuando van a Bruselas, ven como desde los hoteles les aconsejan no acercarse a los barrios de Anneessens, Anderlecht, Chaarbeek, Marollen y Molenbeek, donde hay taxistas que no te llevan ni pagando. Y estamos hablando del corazón de la capital de Europa; pero allí, todos los políticos van rodeados de guardaespaldas. 



Es un hecho demostrado que los gobiernos europeos, han perdido el norte, unos gobiernos en los que los magnates de los partidos y los sindicatos están superprotegidos por cientos de guardaespaldas y coches blindados, no bajan a la calle y les importa un rábano las situación en que se vean los ciudadanos que los están haciendo ricos. 



Quien ha vivido en París en épocas de estudios, recuerda con nostalgia cómo se podía circular de noche por cualquier barrio sin problemas, allá por los sesenta y setenta, hoy eso es una utopía. Si caminas (es un decir) por París de noche, solo ves coches pasar a toda velocidad y los restaurantes y hoteles de lujo tienen taxis de confianza contratados en exclusiva; por cierto,  que Barcelona, está ya poblada de multitud de barrios convertidos en guetos similares, donde viajar de noche es tan arriesgado como el Bronx o Harlem, que no ha mucho tiempo, se consideraban ejemplos a comentar en los coloquios. 



La protección al delincuente, basada en la cobardía de unos políticos que le tienen un miedo horrendo al qué dirán, cuando los que dicen lo que hay que hacer son cuatro sinvergüenzas, insensatos e irresponsables que viven en palacios protegidos y nadando en la opulencia y que se aprovechan de los millones de borregos que cada vez más, propiciados por leyes imbéciles e ignorantes pensadas en ilusiones utópicas de libertad que en realidad lo que ignora, a sabiendas, es la libertad del individuo que se dedica a trabajar y vivir correctamente, siendo esta una clase de ciudadanos que solo interesa a los políticos para pagar impuestos y para que les voten, cuando están manejados, alienados y convencidos por una izquierda que para esos ignorantes, es la congregación de salvadores de la patria y de los desvalidos.



La izquierda ha conseguido que el ciudadano aprecie más la limosna insuficiente, siempre que sea gratis sin trabajar que la posibilidad de progresar en la vida con trabajo y sacrificio; la izquierda ha aprendido bien la lección y practica en directo la teoría del burro al que se le colocaba delante el manojo de alfalfa y el pobre animal daba y daba vueltas a la noria sin alcanzar nunca el manojo de alfalfa; y al final, cuando ya estaba reventado de dar vueltas durante diez o doce horas, le dejaban alcanzar la alfalfa y el pobre asno, se daba por satisfecho y estaba dispuesto para el día siguiente, mientras el dueño del pozo vendía el agua y se hacía rico. 



La inmensa mayoría de los gobernantes europeos, se han vendido de forma vergonzosa y corrupta a la permisividad de una delincuencia que mientras que a ellos no les toque, puede campar por sus respetos; hoy en día, se ha convertido en realidad algo que parecía imposible; la democracia es incapaz de recuperar el control de una ciudad o un barrio si la pierde con la delincuencia; cuando la delincuencia en cualquier país de los llamados demócratas sube un escalón, los gobiernos son  incapaces de recuperarla y lo más que consiguen es mantenerla en ese rellano, pero jamás baja un solo peldaño la delincuencia. 


Y España, no le va a la zaga, hoy en día, salvo si es por un delito de los denominados machistas, a los políticos les importa un rábano si el asesino mata a diez o a cien, la pena es la misma y si hace falta para estar en la Moncloa, se le indulta y santas pascuas. Nadie podrá convencer a los españoles de bien que a un padre que rapte a un hijo, se le condene a muchos años de prisión, en consecuencia lógica y justa; y a una madre que lo secuestre y lo maltrate, manteniéndole en un estado de prisión casi incomunicada, privándole de los derechos humanos más elementales, se le indulte. 


Por eso se sorprende la izquierda de que las encuestas les vayan mal, y más que se van a sorprender, pues este país, que siempre tuvo mayoría de personas sensatas y honradas, está hartándose de tanto sinvergüenza que vive humillando al honrado al que considera débil, quizá porque los españoles han olvidado – la mayoría ni la han leído -  la obra de Miguel Hernández “Vientos del Pueblo me llevan”, y se muestran como bueyes emasculados cuando deberían de ser leones con sus zarpas en postura ofensiva, ante los abusos que están sufriendo.


Es triste para un español oír cómo se está discutiendo si se sube el IPC o no a unos jubilados que cogieron un país en ruinas y lo han llevado a ser la décima potencia económica del mundo; y que ahora, ya no pueden conseguir más de lo que tienen, cuando ven a un presidente de gobierno que además de que ha permitido subidas de sueldos a diputados, ministros, ministras, ministres y demás, gasta más de diez mil euros en una hora paseándose en un avión de lujo, viviendo en palacios de jefe de Estado, pagado todo ello por quienes tienen que esperar que les suban veinte o treinta euros al mes. 


Por eso les están abandonando, porque la flauta con la que les han estado engañando y encantando a la vez, la tienen tan obstruida por la corrupción y el abuso de poder que ya ni suena, pues el clamor de los ciudadanos maltratados como siervos, la está ensordeciendo.


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