Aquellos políticos del 78 y estos de 2021

Quienes gestionaron la Transición tenían un objetivo común por encima de cualquier diferencia

Julia Navarro
00:46 • 08 dic. 2021 / actualizado a las 07:00 • 08 dic. 2021

Pues sí, coincido plenamente con lo dicho por la ministra de Defensa, Margarita Robles: “La Constitución no necesita ninguna reforma”. Y es que la inmensa mayoría de los ciudadanos nos sentimos cómodos con nuestra Carta Magna que nos ha permitido vivir en libertad durante cuarenta y tres años. Así que ¡Dejen en paz la Constitución! 



En realidad, los problemas que tenemos en nuestro país no derivan de la Constitución. La subida de la luz, la falta de expectativas laborales para nuestros hijos, la falta de personal en nuestro sistema sanitario, el paro, etc,etc,etc, son problemas cotidianos a los que deben de dar respuesta nuestros representantes públicos que, las más de las veces, se enzarzan en discusiones bizantinas que traen al pairo a la sociedad. Por no hablar de los partidos independentistas.



Sí, claro que tenemos problemas, pero no los que quieren colocar en la agenda pública algunos partidos políticos. Por eso no puedo dejar de pensar en algunas diferencias, más que notables, entre los políticos del 78 y algunos de los de 2021.



Yo diría que la diferencia fundamental es que aquellos que gestionaron la Transición dando lugar a la Constitución tenían, por encima de cualquier diferencia, un objetivo común: una España con un sistema democrático que diera cabida a todos. Por tanto, suturaron las heridas aún sin cerrar de la guerra civil e hicieron de la reconciliación su principal objetivo. Es lo que les demandaba la sociedad. Y no es que los debates parlamentarios fueran de guante blanco, ni que renunciaron a sus principios, simplemente había, como digo, un objetivo común.



Ni Adolfo Suárez, ni Santiago Carrillo, ni Felipe González, ni el Rey don Juan Carlos, tuvieron la tentación de construir un país para los “suyos”, para sus afines y así día tras día en el Parlamento asistimos a un ejercicio continuo por parte de aquellos líderes de tender la mano a los contrarios.



Hoy sucede todo lo contrario y hay quienes se empeñan en abrir nuestro país en canal y regresar a la casilla de salida, como si estos cuarenta y tres años no hubieran existido. Y así el sectarismo campa a sus anchas y de nuevo se han cavado trincheras. No estoy entre quienes piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor, entre otras cosas porque me interesa el futuro, pero sin nostalgias ni sentimentalismos si afirmo que hace cuarenta y tres años casi todos se esforzaban por domeñar el rencor y no odiar y sobre todo en dar respuesta a los problemas que les demandaba la sociedad.



Ahora simplemente la mayoría de los políticos no escuchan, tienen su hoja de ruta y si la realidad no coincide con esa hoja de ruta, pues peor para la sociedad. Y en eso estamos.




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