Carta a Javier Cercas

Julia Navarro
01:28 • 21 abr. 2021 / actualizado a las 07:00 • 21 abr. 2021

Estimado Javier, llevo días dándole vueltas a qué decirte en esta carta más allá de la solidaridad expresa ante los ataques que te dirigen desde sectores del independentismo catalán por haber dejado dicho en una entrevista en TV3 que España es una democracia y que el golpe del 23 F lo paró el Rey Juan Carlos.


“Falangista”, “cretino”, “bufón del reino” son algunos de los calificativos que a la manera de “sambenito” te han colgado los adalides del independentismo. Si, te han “señalado” y ya sabemos que el señalamiento es propio de regímenes dictatoriales.


Lo cierto es que vivimos una época en el que la verdad se ha convertido en un inconveniente y en esa entrevista en TV3 dijiste algo que es incontestable simplemente porque es cierto: España es una democracia.



Y no es solo una opinión es que es una realidad palpable. Lo sabemos todos los ciudadanos españoles y así se reconoce en el informe Democracy Indexmis que publica anualmente The Economist.


Mira por donde la democracia española está por delante de la de Francia, Alemania y Estados Unidos y otros países.



En cuanto a afirmar que Juan Carlos de Borbón paró el golpe de Tejero, para los independentistas supone una contrariedad en su afán de “deconstruir” la historia.


El caso es que el independentismo necesita que cuaje un relato mentiroso que asegure que España no es un país democrático y de paso echar toda clase de sombras sobre el Emérito.



Como bien explicaste en TV3, los seres humanos somos capaces de lo bueno y de lo malo, y eso lleva a reconocer los aciertos del entonces Rey don Juan Carlos y a no negar sus errores, muchos, que le han conducido a su exilio dorado, pero exilio al fin y al cabo, en los Emiratos.Por si fuera poco, allá por 2019, durante el acto de la concesión de una medalla a la UME por el Día de Extremadura, se te ocurrió decir con ironía que cuando la vida pública y política deja de ser aburrida y se llena de pasión hay que echarse a temblar o llamar a la unidad del general.


Esa expresión, que no tiene ningún recorrido, les ha servido a los fanáticos, para acusarte de defender nada menos que la intervención del Ejército en Cataluña. Y ha habido quién te ha calificado de “criminal de guerra” al estilo de los criminales de guerra serbios. ¡Casi nada!


Tu problema Javier es que vienes escribiendo y diciendo en voz alta lo que piensas sobre la situación que se vive en Cataluña a cuenta del independentismo, y eso te está pasando factura.


Estamos viviendo un momento en el que el fanatismo mezclado con el sectarismo, que al fin y al cabo terminan siendo dos caras de la misma moneda, se están imponiendo en la conversación pública. El que discrepa del pensamiento político dominante inmediatamente es, primero vapuleado y a continuación sometido a una campaña de desprestigio.


Muchos de los llamados intelectuales tienen miedo a ser señalados, a que desde su “tribu” les afeen no repetir como papagayos las verdades oficiales no vaya a ser que eso pueda favorecer a los adversarios. Así que la palabra “fascista” no se cae de la boca de muchos dirigentes políticos a la hora de señalar a quienes se atreven a la discrepancia o simplemente porque tienen un pensamiento propio que pasa por no comulgar con las verdades que se quieren imponer desde los “aparatos” de propaganda de los partidos.


En realidad con esos señalamientos” lo que se intenta es desprestigiar a los discrepantes. Y eso es lo que, desde las filas del independentismo, intentan hacer contigo: desprestigiarte.


Sabes Javier, no diré que me ha sorprendido que el Gobierno haya mirado hacia otro lado, y que el ministro de Cultura José Manuel Rodríguez Uribe haya tardado lo suyo en “lamentar” esas críticas de los independentistas y lo haya hecho, muy moderno él, a través de twitter.


Si, los miembros del Gobiernos han mirado hacia otro lado no vaya a ser que se enfaden sus socios del independentismo catalán y se tambalee la estabilidad parlamentaria que les permite el uso y disfrute del poder. En fin Javier siento lo que te está pasando y siento aún más el silencio de los corderos ¡Hay tantos!.



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