Queda mucho por penar

Victoria Lafora
00:43 • 08 abr. 2021 / actualizado a las 07:00 • 08 abr. 2021

La recuperación económica va para largo. No se salvó la Semana Santa, los casos no dejan de crecer y la exasperante lentitud en la administración de las vacunas pone en peligro el verano económico. O lo que es lo mismo, puede que los turistas no vuelvan en la canícula.


Todo son conjeturas, incluso la “promesa” de Sánchez de que a final de agosto el 70% de los españoles estarán vacunados ( sería estupendo saber en que se basa). La única certeza son los datos del paro de marzo. Cuatro millones de personas no tienen empleo, o lo que es lo mismo, cuatrocientas mil más desde el inicio de la pandemia. Hace un año que comenzaron los contagios masivos y el mercado laboral no despega. Es verdad que se han creado cincuenta y nueve mil empleos, pero es una subida coyuntural relacionada con las restringidas salidas de estas fiestas.


Si a ese dato le sumamos las más de setecientos cuarenta mil trabajadores en ERTE y los autónomos que han cesado su actividad que suman casi medio millón, los datos son demoledores.



La vicepresidenta Nadia Calviño, que se caracteriza por su lógica cartesiana, ya anticipó que la situación del mercado laboral llevaría a una caída en el crecimiento del PIB de este año. Es el pepito grillo de un Gobierno al que gusta anunciar buenas noticias con poco fundamento. Y prueba de ello es la comparecencia de Pedro Sánchez tras el Consejo de Ministros para contar que el Fondo Monetario Internacional había actualizado sus datos y que la economía española “será la que más va a crecer en 2021”.


No había pasado ni una hora cuando el citado organismo internacional hizo públicas sus previsiones y no eran tan optimistas. Es verdad que eleva hasta el 6,4% el crecimiento para este año, pero será un fuego fatuo porque para el 2022 España quedará junto con Italia en el furgón de cola de las economías europeas y será uno de los países que más tarde en recuperarse. Y se debe, fundamentalmente, a la caída de los ingresos del turismo, en un escenario de retraso en la vacunación, nuevas olas de contagio y cierres de fronteras.



Volvemos al riesgo de una Europa a varias velocidades con la frontera entre los países ricos del norte y los pobres del sur. Solo que ahora salen mejor parados Grecia y Portugal.


Por lo que la prioridad de Bruselas y los Gobiernos nacionales debe ser el de corregir el ritmo desastroso de vacunación con el objetivo prioritario de salvar vidas y, además, de recuperar el crecimiento. No obstante sin atajos, por favor. Que se deje la presidenta madrileña de sondear la compra de la vacuna rusa, Sputnik, porque no es su competencia y tiene antes que aprobarla la agencia del medicamento europea. Quedan muy lucidos en campaña esos gestos para la galería cuando lo realmente preciso es dotar como es debido a los centros de Salud para que puedan acelerar la inmunización de los mayores de ochenta años.



Menos promesas vacuas y más soluciones porque, si ahora no se esfuerzan y estamos en campaña, quién sabe que puede pasar después del cuatro de mayo.


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