Vía verde Lucainena-Aguamarga

Pedro Mena Enciso
00:15 • 16 feb. 2021 / actualizado a las 07:00 • 16 feb. 2021

Desde ASAFAL (Asociación de Amigos del Ferrocarril) recordamos aquel histórico momento, de finales de los años noventa, cuando proponíamos al Alcalde de Lucainena nuestro proyecto de Vía Verde. Y resultó que el citado edil, Juan Herrera, se lo tomó en serio y hoy empieza a convertirse en una hermosa realidad para uso y disfrute de vecinos y visitantes con lo que ello conlleva para impulsar el turismo. Hace diez años se inauguraba el primer tramo de la citada Vía Verde (más de 5 Km desde la antigua estación de ferrocarril hasta el Puente del Saltador). Diez años después, en Enero de 2021, los representantes de ASAFAL vuelven a estar presentes en la inauguración de la segunda fase: Se trata este de un tramo de 10 km, de los que 5,300 discurren de manera compartida por carretera, hasta llegar al fantástico puente del Molinillo, construido a finales del Siglo XIX y reconstruido ahora en su parte metálica Por tanto, la ruta llega ya a la Venta del Pobre, término municipal de Níjar. Tenemos 15 Km, faltan todavía 21 para alcanzar la meta soñada por ASAFAL de llegar a Aguamarga convirtiendo esta antigua línea minera en una Vía Verde que comunique, a lo largo de 36 Km, las Sierras y el Desierto de Tabernas con el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar


Los más de 15 Km ya en funcionamiento son aptos para cualquier senderista y también para bicis y rutas a caballo. Buceando en la historia, podemos descubrir que el ferrocarril minero de Lucainena hasta el embarcadero de Aguamarga se construyó a finales del siglo XIX debido a la abundancia de mineral de hierro que existía en Sierra Alhamilla. En 1942 se interrumpe el servicio ferroviario como consecuencia tanto del agotamiento de los filones como del cambio de ciclo económico internacional. Aquellas minas con su tren sirvieron para dar trabajo a mucha gente tanto de Lucainena  como del resto de la provincia. Hasta ese momento el pueblo sólo vivía de la agricultura y, a partir del boom minero-ferroviario, la localidad experimentó grandes cambios sociales, económicos y tecnológicos: a comienzos del siglo XX, Lucainena tenía alumbrado eléctrico y contaba ya con cerca de cuatro mil habitantes que disfrutaban de cierto bienestar al disponer de servicios básicos como  escuela,  teatro, telégrafo, estafeta de correos, puesto de la Guardia Civil, juzgado, tres sucursales bancarias, transporte, dos médicos, practicante, comadrona y hasta un hospital… En definitiva, el viejo tren minero proveía de todo lo necesario para vivir en Lucainena. Les recomendamos visitar este pintoresco lugar, disfrutarlo y, sobre todo, recorrer los 15 Km abiertos de  camino natural. 







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