Sanitarios almerienses acusados de ‘colarse’ para la vacuna: ¿Villanos o héroes?

Carta del director

Pedro Manuel de La Cruz
07:00 • 14 feb. 2021

El pasado 30 de enero, algunos medios nacionales difundieron la noticia de que tres miembros de la dirección del distrito sanitario de Almería se habían vacunado eludiendo lo establecido en los protocolos aprovechándose de su posición en el organigrama sanitario. 



Han pasado quince días desde entonces y, pese a que a las pocas horas los afectados enviaron un comunicado desmintiendo la información difundida, ninguno de estos medios se ha puesto en contacto con ellos y tampoco han incluido en sus informaciones ni uno solo de los argumentos que los acusados les hicieron llegar en un escrito de respuesta a su grave acusación.



Pues bien, para que el lector pueda sacar sus propias conclusiones, a continuación podrá leer qué es lo que estos tres miembros del equipo directivo han venido haciendo desde que estalló la pandemia, no solo según lo manifestado por ellos en su escrito (recogidas casi en su literalidad) sino por las opiniones de profesionales sanitarios que conocen su trabajo por haber compartido y continuar compartiendo la misma trinchera en la lucha contra el virus y a los que he pedido su opinión.



Desde el inicio de la pandemia, en marzo, los tres acusados sin pruebas y sin derecho a defensa, realizaron las primeras tomas de PCRs por todo el distrito. Una actividad que no sólo se limitó a aquellas primeras semanas, sino que lo continuaron haciendo cuando las circunstancias lo requerían por escasez de profesionales disponibles o para facilitar el descanso de algunos de ellos.



En la actualidad- y ahora si transcribo literalmente- “otra de las funciones asistenciales de este equipo directivo, lejos de las exclusivas tareas burocráticas a las que alude la noticia, es la de la medicalización de las residencias cuando hay brotes activos de Covid en las mismas. Nuestro rigor en el trabajo- declaran los aludidos- nos lleva a trasladarnos a todas las que se han medicalizado para valorar la situación que en ellas se vive, los medios con los que cuentan, los recursos que les faltan para llevar a cabo una correcta sectorización, establecimiento de circuitos y detección de todas aquellas circunstancias que dificulten el control de la transmisión del virus. Desgraciadamente, en todo este periodo hemos tenido que medicalizar varias de ellas como Santa Teresa Jornet, Ballesol, Valle Luz de Illar (en dos ocasiones), El Zapillo (también la hemos visitado como centro de evacuación), El Manantial de Terque, Los Jardines de la Cerca y Cortijo Limonero de Pechina”.



“El director de Enfermería, el único de la dirección que se vacun el primer día de la recepción de las vacunas- continúa el escrito-, forma parte de los catorce enfermeros del distrito que se han formado específicamente para su administración, es formador de nuevos profesionales, ha participado de forma activa en la vacunación de los centros residenciales como parte de los equipos itinerantes los días 2 y 23 de enero durante la mañana y la tarde, y ha vacunado a los compañeros de EPES (061). Todas esas actividades, la mayoría en fin de semana, no son remuneradas”.



Por si todos estos trabajos no avalaran su posición en primera línea, también podría alegarse sus visitas a centros de salud o a las instalaciones del puerto de la capital donde se acogen a los pacientes inmigrantes para realizarles las PCRs.



Fin de la cita  

Es cierto que en el desarrollo de la todavía incipiente campaña de vacunación han sido varios (y de alta alcurnia algunos) los oportunistas que han aprovechado la posición que les brindaba su posición social para eludir los protocolos establecidos. 

Caiga sobre ellos el sentimiento desalentador de la vergüenza pública por su deslealtad con los ciudadanos que más y con más urgencia necesitan las vacunas por su situación de vulnerabilidad o riesgo. 


Pero la denuncia de uso y abuso de esa posición en la escala social o administrativa no puede desencadenar una estrategia informativa basada en la máxima de que la realidad no invalide un buen titular, ni en una caza de brujas en la que todo se ponga bajo sospecha sin la prudencia obligada de buscar la verdad antes de arriesgarse a difundir la mentira.  

No todos son iguales. Por eso y, a la vista de todo lo anterior, saque el lector su valoración sobre cómo han actuado estos tres profesionales de la sanidad a los que, quienes les acusaron, no dieron posibilidad alguna de defensa: ¿Villanos o héroes? Ni una cosa ni la otra. Solo tres profesionales que, como tantos otros miles, arriesgan su salud y su vida para preservar la de los demás. Nada más. Y nada menos.



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