Peleas en broma

Fermín Bocos
07:00 • 16 dic. 2020

Mientras algunos medios han comprado las supuestas disensiones internas que estarían tensando las relación entre algunos ministros socialistas y los de Podemos, lo cierto es que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias mantienen su alianza sin sobresaltos.


El primero porque sabe que si solo pudiera contar con el apoyo de sus 120 diputados no completaría la legislatura y el segundo porque no se ha visto en otra ni es probable que se vuelva a repetir su suerte a juzgar por lo que apuntan las encuestas.


Así las cosas, las discrepancias entre la vicepresidenta Nadia Calviño y la ministra de Trabajo Yolanda Díaz en relación con la oportunidad de subir o mantener congelado el salario mínimo, es un debate artificial. Calviño cree que hay que esperar a que pasen los efectos económicos de la pandemia y la ministra opina que hay que abrir ya los telediarios anunciando una subida.



El SMI ahora está en 950 euros por 14 pagas (1.108,30 en 12 pagas). Díaz propone subir un 0,9%, que traducido supondría una subida de 10 euros, lo que dejaría el salario en 960 euros. Como se ve estamos ante un debate hinchado desde el ala podemita del Gobierno siempre atenta a los efectos políticos de la propaganda. Las fuentes más solventes apuntan que este tipo cuestiones son del gusto de Pedro Sánchez porque si la cosa fuera a más habría llegado el momento arbitral en el que él, “su persona” como gusta llamarse, intervendría para zanjar la cuestión. Probablemente lo haría decantándose a favor de las tesis de la ministra de Trabajo.


Sería la forma de compensar a Iglesias del apagón informativo al que tanto Sánchez como la vicepresidenta Calviño le sometieron en ocasión de la fusión entre Caixabank y Bankia. Iglesias, que tenía planes para volver a montar una banca pública a partir de Bankia, se enteró de la fusión por los periódicos. No hay un pulso real entre los ministros del ramo, es otra operación de propaganda. Como lo fue en su día el Ingreso Mínimo Vital. Ayuda de la que Iglesias hizo bandera durante unos cuantos telediarios hasta que se apagaron los focos y se desentendió de articular la estructura burocrática que debía facilitar el cobro de dicha ayuda. De 1.200.000 solicitantes, sólo 160.000 lo están cobrando.



Sólo por el apoyo de las televisiones afines no se explicaría la existencia de Podemos, pero sin esas plataformas de propaganda, ni Podemos ni Iglesias existirían. Sánchez lo sabe y les deja hacer porque no ponen en riesgo su sillón en La Moncloa.




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