Once meses, un día y ¿cuántos más?

Fernando Jáuregui
07:00 • 14 dic. 2020

El Gobierno de coalición cumple once meses y un día desde que empezó a andar aquel 13 de enero de 2020, cuando aún ni sospechábamos la que se nos venía encima en tantos aspectos. En estos 300 y un días han ocurrido muchas cosas, nos ha cambiado casi todo. Y, desde luego, las discordias entre los socialistas y los dirigentes de Unidas Podemos,  han sido muchas. Pero, como todos anticipábamos aquel 13-1-2020, iba a ser la cuestión de la forma del Estado la que más quebraderos de cabeza iba a dar a un Sánchez que ignoro si ha dormido bien o mal todo este tiempo, pero que se ha convertido en el frágil valladar que sustenta el mantenimiento de la Monarquía en España. Nada menos. Y esa Monarquía tiene ante sí días muy duros. Mucho.


Mal asunto cuando ocupas de pronto todas las portadas y hasta la atención de los ‘cartoonist’.Y eso ocurría con diversos aspectos que afectan al Rey emérito, a quien algunos quieren hasta quitar este título, y a al Rey Felipe VI que dicen que prepara ya, con el Gobierno el discurso más difícil de su vida. Mucho más que aquel pronunciamiento real del 3 de octubre de 2017. A los periodistas, fuentes que imagino de diversa solvencia nos van contando que desde el Ejecutivo tratan de convencer al entorno del Rey para que no convierta estos mensajes en meros actos protocolarios. La situación no es la misma que la de diciembre. Y mucho menos la de cuando los parlamentos se repetían con uniforme placidez.


Hay ruido social. Y mucho barullo político, centrado precisamente en el debate interno en el Ejecutivo acerca de la Monarquía. Hay incluso lío dinástico, porque las relaciones entre padre e hijo son muy mejorables. Y, para que no falte nada, ni siquiera faltan esos pronunciamientos de militares muy, muy retirados, a los que condenaba en una entrevista en El País el coronel Xosé Fortes.



Si el Rey, en su mensaje navideño, no podrá eludir el caso de la conducta irregular de su padre, Felipe VI tampoco debería evitar hablar del ‘ruido de sables oxidados’ en su discurso del 6 de enero. Así, dice Fortes, el monarca “sí podría de que las manifestaciones políticas de los militares no son tolerables”. Y las cartas coactivas al inquilino de La Zarzuela, menos aún.

Ignoro cuánto le quedan al actual Gobierno en su presente estructura y composición. Lo que sí es obvio es que los andamios de la Jefatura del Estado, precisan de un fortalecimiento y de nueva consolidación. El hecho de que sea Sánchez quien dispone de la mayor capacidad de pisar el freno cuando su socio el acelerador hacia el abismo de un cambio no sé si me tranquiliza o me inquieta. O ambas cosas, depende del día de la semana.





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