El ser humano es lo que la educación hace de él

Pedro Mena Enciso
22:53 • 24 feb. 2020 / actualizado a las 07:01 • 25 feb. 2020

Con estas palabras quiero comenzar mi artículo de hoy dedicado a uno de los más grandes intelectuales españoles: Emilio Lledó. Este eminente filósofo, invitado por la UAL, nos dio la oportunidad de aprender a pensar en un sistema educativo que desmotiva al estudiante porque no está enfocado al servicio de los alumnos ya que la evolución de la educación en España depende de los políticos de turno. Es verdad que vivimos tiempos de desesperanza en la educación porque siguen intentando manipularla, ideologizarla, estatalizarla en el sentido intervencionista de la mente o ponerla en manos de grandes intereses económicos. A los gobernantes, cada vez más dominados por la ignorancia o la indecencia o ambas cosas, no les interesa la libertad de pensamiento porque como dice Lledó: “¿Qué me importa a mí la libertad de expresión si no digo más que imbecilidades? ¿Para qué sirve si no sabes pensar, si no tienes sentido crítico, si no sabes ser libre intelectualmente?”. Nuestro profesor, gran filólogo y amante de la historia, nos transmitió que para descubrir el futuro hay que poner a la memoria por delante, es decir, nos invitó a leer con pasión y detenimiento, poniendo las manos en las letras y así conocer nuestra historia para comprender el día a día de la vida. Destacó también la importancia del lenguaje: “la educación se hace cultura  a través del lenguaje”. Con un Paraninfo lleno de estudiantes quiso transmitirles el  interés por el contenido de las distintas asignaturas, la ambición por la sabiduría y el amor por lo que estudian. 


Es indudable que la riqueza de un pueblo es la educación y, en palabras de Aristóteles, la obsesión por el dinero es de almas viles, de ignorantes. ¡Ah! qué peligrosa es la ignorancia, nos puede conducir a la violencia en la búsqueda del poder, esa violencia que ha estado presente en la historia de España demasiadas veces y que necesitamos desterrar de nuestras vidas a través de la educación en el respeto, en el diálogo, en el contraste de ideas y en la convicción de que remando juntos se llega siempre a buen puerto. Echo en falta en nuestro país intelectuales que, como el profesor Lledó, se atrevan a pensar y a hablar sin dependencia de los poderosos, sin subvenciones ni contratos que les liguen a una determinada empresa u opción política y les haga perder su libertad. ¿Qué ocurre hoy con los intelectuales? Pues da la sensación de que se encuentran arrinconados, poco valorados, silenciados por la ola de vulgaridad y mediocridad que nos invade.






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