De la cabras a los huevos del Cañarete

Antonio Felipe Rubio
00:23 • 14 feb. 2020 / actualizado a las 07:00 • 14 feb. 2020

El aluvión de propuestas y ocurrencias para solucionar cualquier problema viene a demostrar la incapacidad de ciertos políticos devenidos en gestores. A la incapacidad, sea por ausencia de propuestas o por la proliferación de iniciativas dimanantes de su estulticia, se suma el oportunismo sectario; es decir, lo que nunca proponen como solución para no incomodar a dirigentes de su mismo partido, ahora es de vital y urgente aplicación, siempre que se apele a la administración que cambió de mano. 


Paradigma de tal situación es el “contador” del dirigente socialista provincial, Sánchez Teruel, que iba contabilizando los días que Almería estaba sin AVE durante el gobierno de Rajoy. Y, una vez accedió al Gobierno de España Pedro Sánchez, el reloj se paró, se descompuso y desapareció. Extraordinaria paradoja para la cosmología. Como se puede comprobar, el dramatizado desvelo por el interés general, expresado con la plasticidad de ocurrentes performances, queda abolido en cerocoma cuando los señoritos de arriba son del mismo partido.


Al PSOE de Roquetas de Mar jamás se le hubiese ocurrido pedir la gratuidad de los autobuses mientras duran las obras del Cañarete. Cuando acaeció el incidente de las “cabras monteses”, el Gobierno de la Junta estaba en manos de Susana (PSOE); ahora es de Juanma (PP), así que -ahora sí- conviene aplicar medidas compensatorias que antes se obviaron.



Por otro lado, y dentro de la campaña “publicitaria” del Grupo socialista municipal, siempre me intrigó la titulada “Los huevos de Manolo”: ¿de qué huevos se trataba? ¿Quién era el tal Manolo?... Ahora, una vez conocida la “solución” aportada por Subdelegación de Gobierno, no me cabe duda de la ovoide autoría.


Dice el subdelegado del Gobierno, Manolo de la Fuente, que “hay que programar los viajes para evitar los atascos en la A-7” mientras duran las obras en el Cañarete. Exactamente, no lo dice (es exiguo en comparecencias), emite una nota que, para adornar el laconismo de la escueta ocurrencia, enriquece el texto con que hay que moderar la velocidad en los atascos; llevar el cinturón; respetar distancia de seguridad…



obviando argumentos tan esenciales como mirar el nivel de aceite del motor, presión de los neumáticos, junta de culata… recomendaciones que, sin duda, van a paliar el enojo de los usuarios atrapados en la A-7. Gracias, Manolo, por empatizar ¡qué huevos tienes!


El PSOE invita a programar el “viaje” en un tramo interurbano de ¡nueve kilómetros! Recuerdo cuando en los sesenta “viajábamos” desde calle Cucarro hasta Los Molinos para visitar a unos amigos de la familia. También se “veraneaba” en Ciudad Jardín, y algunos aventureros viajeros aseguraban que en Mojácar todas las mujeres llevaban un cántaro sobre la cabeza. Ahora, Manolo asegura que es un “viaje” el trayecto Almería-Aguadulce. 



Díganme qué viaje va programar un comercial al que le requieren para cerrar un importante contrato o una empresa de servicios que ha de atender urgente una avería. Si está en Almería y le llaman de Aguadulce o viceversa, cómo programan el “viaje”. En fin.


El crecimiento y pujanza del Poniente exige soluciones permanentes y con visión de futuro para mantener una fluida capilaridad  de comunicaciones. Necesitamos carreteras suficientes, eficaces y seguras... y otras opciones.


La Autoridad Portuaria, afanada en la propaganda del presunto crecimiento estadístico de viajeros y mercancías, podría colaborar en la apertura de un enlace marítimo estable y permanente  Almería-Aguadulce-Roquetas. Esta opción, lejos de ser de ser una alternativa eventual, podría -como en tantas ciudades costeras- servir de opción alternativa a la carretera; sin olvidar la posibilidad de oferta turística hacia el Parque Natural Cabo de Gata. Además, contamos con la ventaja de que el puerto de Almería está literalmente en la ciudad, como también ocurre en Aguadulce y Roquetas. En fin, ruego disculpas por haber aportado otra ocurrente iniciativa que, aunque es tradición en otras poblaciones, en Almería parece que estamos en otras cosas como establecer apriorismos estéticos (paseos saludables, carriles bici, pista patín… y bancos neorrománticos sostenibles). Antes, hay que poner la mesa para comer y, luego, el florero.  


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