Pedro Sánchez no ha contado con el almeriense Pepe Guirao

Juan Torrijos
11:00 • 15 ene. 2020

Decía el secretario provincial de los socialistas almerienses que el nuevo gobierno de Pedro y Pablo era una gran noticia para Almería. Es posible, vamos a dejar que el tiempo nos lo vaya poniendo en su sitio, pero el señor Teruel, don José Luis, estará conmigo en que no es para todos los almerienses tan buena noticia. No sé la sensación que está viviendo en su interior el señor Guirao, pero no ha debido ser demasiada buena. A nadie le gusta perder un estatus como el que había conseguido y disfrutado durante algo más de un año nuestro paisano. Si el señor presidente del gobierno va a tratar a Almería como ha tratado a este almeriense, negro, muy negro vemos el panorama por estas tierras. Es norma de todos los “mandones” no argumentar los ceses que se producen en sus equipos, pero es de imaginar que razones tienen que existir para que Guirao no siga de ministro de cultura. A estas alturas no vamos a descubrir nosotros sus virtudes, el prestigio de su trabajo en el mundo de la gestión cultural en todo el país que le llevó al ministerio sigue ahí y reconocido por propios y extraños. A lo largo del tiempo que ha estado al frente de la cultura no se le han conocido sucesos en su ministerio que pudieran dar pistas sobre su salida del mismo. Pero ahí lo tienen, sin cartera y sin despacho oficial. ¿Con explicación o sin ella? ¿Qué argumento pudo usar el jefe del ejecutivo para decirle a Pepe que no iba a repetir en la cartera de cultura? Por simple curiosidad, también por saber el trato que nos espera a los almerienses de este gobierno sería interesante conocer la razón expuesta por el presidente para mandar a su casa al paisano. Pepe Guirao ha demostrado ser un gran gestor cultural a lo largo de los últimos treinta años, no así en la carrera política, donde tuvo sus momentos bajos en nuestra tierra y la suya. Cuentan los allegados a Guirao que tiene una visión muy personal de la política, que no siente ese apego a doblar el espinazo ante el jefe de turno y que con su voz suave, casi sin levantarla, suelta verdades que no siempre caen bien. Se cuenta la siguiente historia. Estaba reunido en un ayuntamiento y se le planteaba la despoblación que se vive en el pueblo. No nacen niños, se quejaban tres jóvenes concejalas, a lo que el entonces ministro les dijo “porque no es preñáis vosotras”.






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