Ahora voy, ahora no, y así todo

José Fernández
11:00 • 23 abr. 2019

A la hora de escribir estas líneas, desconozco el desarrollo del esperado debate electoral que ha venido precalentado por sonoros piques mediáticos y desvergonzadas artimañas presidenciales. Por lo tanto, me fijaré en los hechos que ya conocemos. Y en mi opinión, de los dos debates previstos me sobra uno, puesto que ese tiempo debería dedicarse al habitual cara a cara entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. 


Lo normal, vamos. Pero eso, fíjense qué paradoja, es acabar dándole la razón a la vicepresidenta Calvo, porque el Pedro Sánchez que exigía debatir a dos con el entonces Presidente Rajoy ha cambiado de criterio respecto del Pedro Sánchez Presidente. Luego a lo mejor es verdad esa delirante aportación psiquiátrica de la señora Calvo de que Pedro Sánchez en realidad no es Pedro Sánchez. 


Pero con independencia de las ocurrencias de la catedrática de latín que fue cocinera antes que fraila (menuda hemeroteca nos ha dejado doña Carmen) lo cierto es que el previo del decisivo encuentro ha sacado a la luz la inquietante naturalidad con la que Pedro Sánchez ha jugado al despiste anunciando, cancelando y volviendo a anunciar su disposición a debatir con sus rivales, poniendo además de manifiesto que cuando al PSOE le dan las llaves de una televisión pública, el decoro institucional salta por la ventana. En todo caso, y al margen de lo dicho en un debate que sin duda habrán ganado todos, no olviden que lo que se decide el domingo es ni más ni menos que la vigencia del modelo constitucional de 1978. Un modelo que podría ser borrado del mapa por el PSOE de un Pedro Sánchez -este o el otro- que, igual que con su asistencia al debate, también juega al despiste con los pactos posteriores con independentistas, radicales y filoetarras. Claro que también cabe la posibilidad de hacer que pase que las encuestas vuelvan a equivocarse. Ustedes mismos.






Temas relacionados

para ti

en destaque