Abriendo el partido al talento

El que está acostumbrado a mentir acaba viviendo en una burbuja de realidad paralela en la que rigen diferentes valores gravitacionales, distintos puntos cardinales y todo un entramado de certezas opuesto al que conforma la realidad habitual del resto. Quien así vive no acaba siendo consciente de los disparates que dice, quizás porque se acaba creyendo sus propias falsedades o porque, conociéndose, ha renunciado a tomarse a sí mismo en serio. Seguro que usted, igual que yo, ha conocido y tratado algún caso así. 

Lo digo porque el otro día, en la intervención que cerraba el acto de administración pública del garrote vil  a cualquier atisbo de disidencia interna en su PSOE, Pedro Sánchez dijo algo revelador que no ha tenido demasiado eco en la prensa. “Estamos abriendo el partido al talento”, dijo, para explicar así la sucesión de fichajes y descabezamientos en su partido de cara a las elecciones. Y la verdad es que no tengo capacidad de saber si se trata de uno de sus excesos verbales o bien es un puñado de sal esparcido sobre las ruinas del campo enemigo. Y es que no hay mucho más que explicar cuando el jefe dice a su personal que tiene que buscar mejores cabezas que las suyas. Abrir el partido al talento supone admitir que éste ha permanecido ajeno a él hasta ese momento, bien por problemas de capilaridad natural de la inteligencia con la idea del socialismo, o bien por problemas de bloqueo en las puertas por parte de contrastados inútiles. En todo caso, flaco favor hace al partido quien tan crudamente lo retrata. ¿Pero qué pensarán quienes han militado con disciplina durante años esperando estar alguna vez arriba? ¿Qué pensarán los que pudiendo estar han sido desplazados por ajenos a la sigla? Y finalmente ¿es sensato hablar de talento con Sánchez dentro del partido? Ahí lo dejo.