Juicio al ‘procés’

Emilio Ruiz
07:00 • 10 mar. 2019

Si usted, lector, es aficionado a las películas o las series de policías y espías le sugiero que se sumerja en el juicio del ‘procés’ que estos días se celebra –lo de celebrar es un decir, pues allí hay poco que celebrar- en el Tribunal Supremo y que retransmite casi en su totalidad el canal 24 Horas de Televisión Española. Le aseguro que en numerosos momentos resulta casi imposible diferenciar entre la ficción y la realidad.

Primero pasaron por el tribunal los acusados, los consejeros de la Generalitat a los que se les imputan los delitos de rebelión y malversación. Algunos de ellos, como Junqueras, Romëva y Cuixart –es asombrosa la familiaridad con la que hablamos ya de esta gente-, intentaron hacer del juicio una prolongación de las algarabías conspiranoicas que se corrían en el Palau de la Generalitat. La mujer del presidente de Omnium Cultural, la periodista Txell Bonet, ha llegado incluso a decir que su pareja, Jordi Cuixart, se encuentra en la cárcel en pleno estado de liberación. Debe ser verdad, pues el hombre no para reír durante el juicio. Otros encausados parece que han adquirido ya la conciencia de que no estamos ante una broma. En este grupo se encuentra la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell. Aún resuenan en nuestros oídos aquella contundencia con la que proclamaba los resultados de las votaciones durante el 6 y el 7 de septiembre.  Ahora se le ve mucho más compungida, también porque en la cárcel ha perdido unos cuantos kilos. Dice que echa de menos no poder ver con más frecuencia a su nieto. Mujer, quien algo quiere, algo le cuesta, habría que decirle.


Tras los independentistas entraron en escena judicial los miembros del Gobierno. Rajoy, como siempre, como un tomate sin sal. Soraya Sánez de Santamaría, con mucha verborrea y poca enjundia.  El ministro del Interior, Zoido, como que él no se enteró de nada. La sorpresa agradable nos la dio el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto. Contrariamente a su jefe inmediatamente superior, que no recordaba nada de nada, el hoy portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento de Andalucía dio un recital de conocimiento del desarrollo de los hechos que dejó boquiabiertos hasta a los mismos abogados de los acusados, todos ellos curtidos letrados. Los sindicatos policiales le han felicitado como compensación por el malestar que les transmitió Zoido.



Si el juicio fuera una serie, podríamos decir que esta semana que hoy se va hemos visto  el capítulo más importante. Hasta ahora. Casi de la misma magnitud que el 9 de la 5ª temporada de “Juego de Tronos”, rodado en la plaza de toros de Osuna, cuando Daenerys Targaryen huyó a lomos de un dragón después de que una revuelta popular tratara de asesinarla. Los protagonistas –del juicio, digo, no de la serie- han sido la secretaria judicial (“Sácame de aquí aunque sea en helicóptero”, le dijo al juez cuando se vio acorralada tras los registros en la Consejería de Economía el 20-S) y los responsables policiales.  El coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, coordinador del operativo policial para frenar la consulta independentista del 1-O, tiene más tablas que Rafael Amargo: “Los Mossos montaron un dispositivo ineficaz que estuvo más encaminado a facilitar el referéndum ilegal que a impedirlo”, dijo. Después llegó el turno de los responsables de la Guardia Civil,  Ángel Gozalo, y de la Policía, Sebastián Trapote (no confundir con Trapero, que éste tiene capítulo propio).


La semana se cerró el jueves con el interrogatorio a Manel Castellví, que era comisario jefe de Información de los Mossos d’Esqueadra. No dio tiempo a que fuera interrogado por los abogados de la defensa de los acusados y seguirá prestando declaración mañana. Lo de este hombre fue un poema. “Suda, tose, le tiembla la voz, tartamudea con frecuencia, el tic nervioso de su pierna derecha golpea continuamente la mesa y hace temblar la jarra de agua”, escribió ayer Rubén Amón en “El País”. El fiscal Javier Zaragoza le encontró pronto sus francos débiles y le hizo hablar por los codos pese a sus reticencias iniciales. Un momento memorable fue cuando le preguntó cuántas veces actuó durante la jornada del 1-O la Brigada Móvil, que son los antidisturbios de los Mossos:



- Sé que estaba en Barcelona porque por la noche había un partido.

- ¿De alto riesgo?, pregunta con chanza el fiscal.



- Barcelona-Las Palmas.

- No hay más preguntas, señoría.



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