El sueño frustrado de un campesino almeriense

José Luis Masegosa
14:00 • 17 dic. 2018

El ex juez Baltasar Garzón respondió con claridad y transparencia a las cuestiones de plena y pasada actualidad que le formularon, en la noche del pasado sábado, varios periodistas que participaron en la entrevista ofrecida por una cadena privada de televisión. En tanto seguía atento la emisión televisiva, alguien me habló de  Tomás Reche, un paisano a quien la contienda de 1936 le cogió con algunos ahorros, unas cuatro mil  pesetas de aquel entonces, que hubo de entregar al Consistorio municipal,  en julio de 1939, tras el triunfo de los sublevados. Tomás  se vio obligado a depositar su pequeño tesoro en virtud de dos decretos , uno de noviembre de 1936, y otro de agosto de 1938, por los se creaba el “Fondo de Papel Moneda puesto en circulación por el enemigo”,  que, a su vez, establecían que la mera tenencia del dinero puesto en circulación por el Gobierno republicano con posterioridad al 18 de julio de 1936 “sería considerado como acto de contrabando”.


Dado que la citada normativa causó efecto inmediato tras la decisión de la Junta de Defensa nacional, constituida en Burgos seis días después de la sublevación militar, coexistieron dos monedas con diferente valor, según la zona y quien gobernara en ella. En el caso de nuestra provincia, donde residía Tomás con sus seis hijos y toda su familia, prevaleció la peseta republicana, que dejó de tener curso legal, y para que los billetes emitidos anteriormente pudiesen tener la consideración legitima  deberían llevar una estampilla. Las exigencias requeridas dificultaron o hicieron imposible la entrega en muchos casos y, además, pusieron en alto riesgo a las personas que se identificaran como poseedoras del llamado Papel Moneda puesto en circulación por el enemigo.


Ante tales circunstancias, el inocente paisano almeriense,  contrariado, cogió  sus cuatro mil pesetas ahorradas y con todo el dolor de su alma y de su bolsillo se encaminó a las oficinas municipales, en donde, tras el depósito del dinero, le fue entregado un recibo en el que se  hicieron  constar todos los pormenores, bajo el compromiso de devolución por parte del nuevo Gobierno franquista. El bisnieto de Tomás conserva dicho documento como un auténtico tesoro, no solo porque la equivalencia de la cantidad entregada por su bisabuelo asciende a bastante más de doscientos mil euros de ahora, sino porque él, como descendiente directo de su antepasado, es uno del más de centenar de perjudicados que ha confiado al despacho del exjuez las gestiones para la justa devolución del dinero de la República, incautado a su bisabuelo por la administración franquista.



La cifra reclamada por los afectados, a través del bufete de Garzón, se eleva a medio millón de pesetas de la época, cuyo pago debería ser actualizado en euros más los intereses. Según un informe del Banco de España, fechado en 1938, el dinero republicano incautado durante la Guerra Civil por el ejército franquista –entre el que se hallaba el del almeriense Tomás Reche y el de otros muchos conciudadanos- ascendió a treinta y cinco millones de pesetas, equivalente hoy a más de tres mil millones de euros.


Después de tres años de reclamaciones, nadie responde de la indemnización patrimonial de los perjudicados españoles, cuyo daño sí fue reconocido en noviembre de 2015 por el Gobierno central, que, a su vez, alegó el paso del tiempo para rechazar la compensación. Los días, los meses, los años y las circunstancias pasan irremediablemente, las reclamaciones continúan activas, pero el dinero y los ahorros incautados se perdieron en la irresponsabilidad caciquil de la dictadura.  También pasó el anhelo frustrado de Tomás Reche, quien no pudo adquirir con aquellos ahorros nunca devueltos la pequeña finca rústica con la que siempre había soñado.





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