Fichar a la mujer del César

Decían los más entregados que se iba a notar el cambio de gobierno propiciado por Pedro Sánchez y su “coupage” de apoyos parlamentarios. Y llevaban razón. En apenas unas semanas, Sánchez ha montado el mayor aparato de altos cargos políticos de la historia de la Moncloa, ha disparado el coste salarial de los ministerios y asesores, ha encontrado bien retribuidos acomodos a sus amigos más cercanos y acaba de facilitar el fichaje de su señora esposa, Begoña Gómez, en el Instituto de Empresa. Bienvenidos al gobierno de la regeneración, so pardillos. No seré yo el que discuta la capacitación de la mujer del presidente, que sin duda será una señora muy preparada y tendrá a su favor todos los pronunciamientos que ustedes quieran, pero ¿están seguros de que la señora Gómez habría sido fichada por este prestigioso instituto si no fuera por la relevancia de su posición pública? Ahí lo dejo. ¿Se imaginan la que se habría liado si la mujer del presidente Rajoy hubiera entrado a trabajar repentinamente en una empresa pública? Por si les cuesta trabajo hacer el ejercicio de comparación de casos, les sugiero que recuerden la que montó el PSOE almeriense cuando la mujer de un primo de la madre del alcalde -con un curriculum que no cabe en esta columna- ganó limpiamente y por unanimidad del jurado el concurso para la gerencia de la empresa del Plan Estratégico. Se rebuscó en el árbol genealógico y en el diccionario para atribuir un falso parentesco directo y se difundieron por redes sociales videos injuriosos realizados en la sede del PSOE. Que si el enchufismo, que si el trato de favor, que si la corrupción, que si esto, que si lo otro. Pues bien, a estas alturas, el dedazo benefactor para la mujer del presidente del Gobierno aún no ha merecido el más mínimo reproche por parte de los socialistas almerienses, que deben ver como lo más natural del mundo este tipo de cosas. La permanente doble vara de medir y la pretendida superioridad moral de la izquierda. Otra vez.