Con el Almería de Fran vuelve la conexión entre equipo y afición

Miguel del Pino
07:00 • 16 may. 2018

A lo largo y ancho de la actual campaña la media de aficionados asistentes al Estadio Mediterráneo para ver en acción al primer equipo de la provincia ha estado en torno a los siete mil. En los dos últimos encuentros ha estado en torno a los diez mil. Este incremento en el número de espectadores ha sido facilitado desde las altas instancias de la entidad rojiblanca estableciendo unos precios razonables para los dos últimos compromisos ligueros en casa, teniendo en cuenta que hay que allanar el camino de los almerienses hacia el Estadio para hacer que no se queden en casa viendo el partido por la televisión.


Pero el aumento de asistentes al Mediterráneo se hubiera quedado en pura anécdota contable si además no se hubiera traducido en un mayor apoyo de la grada al equipo.


Afortunadamente los decibelios que la hinchada rojiblanca le hace llegar a los oidos de sus futbolistas ha aumentado de forma proporcional al mayor número de asistentes. Los nuevos espectadores se han metido de lleno en la lucha y los de siempre han comenzado a disfrutar y vibrar con el equipo. Hacía mucho tiempo que no se veía a la gente abrazarse y gozar del triunfo de su equipo como el pasado domingo con el segundo gol de Juan Muñoz. Lo cual, en mi opinión, vuelve a hacer valer el famoso verso inicial del Cantar de Mio Cid: “Que buenos vasallos, si tuviesen un buen señor”. En el plano deportivo tengo que dar las gracias a los jugadores por lograr un triunfo en situación extrema, ya que salieron al campo con la espada de Damocles portada por Córdoba y Barcelona B sobre sus cabezas. Supieron sobreponerse para recuperar la identidad de la que ha dotado al equipo Fran Fernández y conseguir un triunfo que mantiene en lugar precedente. Los siete puntos de los últimos tres partidos han hecho que el Almería mejore su posición, pero la meta no se ha alcanzado y el grado de competencia augura un final de infarto y un camino que no será de rosas en los tres últimos compromisos. Ganando en Córdoba se alcanzaría la meta, pero se puede perder y hay que estar preparados para lo peor para no ser presa de la ansiedad en las dos últimas jornadas. El objetivo está por conseguir y no nos podemos relajar ni equipo ni afición.






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