Cuando ser héroe coincide con ser buena persona

Carlos Aguilera
00:24 • 01 abr. 2018

Dice la canción de Rozalén ‘Girasoles’ que todo lo que no se atiende, tarde o temprano reaparece. Igual ocurre con esa disputa entre amigos o familia no aclarada en su debido momento. Como bola nieve comienza pequeña y manejable, pero puede convertirse en poderosa arma de destrucción. Por eso, héroe no es aquel que logra grandes hazañas sino quien afirma el bien en todo momento, y no deja que el rencor anide en ningún lugar. Es más, el origen del ímpetu y la energía de Indiana Jones, de Wonderwoman, de Batman o de Superman es hacer lo correcto en cada momento; son soldados del bien. 


La historia del cine está llena de ejemplos de todo esto. Personajes candorosos y sencillos como Guido de ‘La vida es bella’, Forrest Gump, Wall-e, George Bailey de ‘Qué bello es vivir’, E.T., Mary Poppins, Baxter de ‘El Apartamento’, o Andy de ‘Cadena Perpetua’. Con su forma de afrontar la vida nos recuerdan que no estamos hechos para el cálculo y la rabia, sino para la sencillez de una relación libre de pretensiones y suspicacias. Incluso en las circunstancias más enrevesadas, llenas de malentendidos o confusiones; incluso en esas circunstancias, algo inesperado es posible. 


Y si alguien tiene alguna duda, que recuerde un momento a Patricia, la madre de Gabriel y el ejemplo que nos ha dado a todos. Ojalá mantengamos a flor de piel esta tensión buena por afirmar solo lo que construye y no lo que divide. Ojalá.



Como dice el Evangelio de estos días: “¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?”. Todos estos personajes del cine son testigos del bien y dan testimonio de ello. De hecho, luchan porque en las conversaciones más triviales no domine el cotilleo facilón, sino el bien que se han encontrado. 


Dejemos que el aroma a incienso, los pasos de




y el sabor de los dulces típicos, nos evoquen todo el bien que hay a nuestro alrededor. Y así poder arrancar cada mañana con una mirada nueva y no anclada en lo negativo. Porque o afirmamos el bien o, como se dice en la saga de Batman, viviremos lo suficiente para vernos convertidos en villanos. Ante el próximo conflicto casero, laboral o institucional, ¿qué queremos ser: héroes del bien o villanos?




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