El Corredor Mediterráneo

Armando García
01:00 • 07 oct. 2017

El Corredor Mediterráneo está concebido como una red transeuropea de transporte con una longitud de 3.500 kilómetros. Su objetivo no es otro que vertebrar Europa, permitirnos reducir a la mitad el tiempo de viaje y acelerar la economía del país. ¿De qué país? ¿De España? ¿O de España y la nación catalana?. En estos días convulsos que nos ha tocado vivir por culpa de las pretensiones secesionistas hay que preguntarse qué futuro le espera al proyecto más codiciado por los empresarios de todo el Levante español si la independencia de Cataluña se hace realidad. Si el referéndum ilegal se escenificaba un domingo 1 de octubre, dos días después en Madrid la casta empresarial levantina y del sureste clamaba con una sola voz la finalización de las obras del Corredor Mediterráneo, quizás en el momento en que la integridad del proyecto se encuentre más amenazada. Por cierto, un ambicioso proyecto cuyas obras están incompletas o no iniciadas en todas las comunidades autónomas que se beneficiarán del trazado, salvo en Cataluña donde todos los tramos del Corredor Mediterráneo desde la frontera francesa hasta el límite de Tarragona con Castellón ya se encuentran finalizados y en funcionamiento. Qué casualidad.
Todas las obras realizadas en el Corredor Mediterráneo se han financiado con dinero público de España y de Europa. ¿Qué pasará con esas inversiones? ¿Las regalamos? Es oportuno recordar que desde que el Reino Unido mostró su intención de iniciar el 'Brexit', Bruselas le reclama astronómicas cantidades en compensación por las ayudas comunitarias recibidas hasta la fecha. También es oportuno recordar que en estos días importantes empresas y entidades financieras han decidido salvar el escollo del independentismo reubicando su sede social fuera de Cataluña. ¿Pero cómo se cambia la sede social del Corredor Mediterráneo? ¿Cómo se cambia la nacionalidad a cientos de kilómetros de vía de alta velocidad atornillados al suelo y a toneladas de hormigón utilizadas para la construcción de los túneles? Y lo más importante para los intereses de Almería, ¿realmente nos será útil y rentable un tren de alta velocidad europeo que nos pondrá en comunicación con Francia a través de la frontera de un Estado no miembro?. Con el actual trazado del Corredor Mediterráneo, Bruselas puede encontrarse imposibilitada a la hora de justificar su finalización por la sencilla razón de que nos pedirían a los europeos pagar por un tren que no pasa por Europa. ¿Y todo esto qué consecuencias aduaneras tendría para las frutas y hortalizas transportadas en el Corredor Mediterráneo?. Se abren muchas incógnitas, ciertamente. La ruptura con Cataluña, si se consuma, puede ser el desencadenante de consecuencias aún desconocidas para este ambicioso proyecto.


 







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