Ayer me llamaba Rafa Góngora para contarme que el Granada se había cargado a Lucas Alcaraz. No me lo podía creer justo a las puertas de la Procesión del Perdón y en Lunes Santo. Otra vez.
Ser entrenador siempre ha sido la gran pasión de Lucas Alcaraz pero los banquillos llevan la cruz a cuestas y nadie como el preparador granadino para hacerlo realidad.
Ayer, Lunes Santo, le despide el Granada como en la 2011-12 en un Martes Santo lo hacía el Almería. La de Granada es una destitución más normal que la vivida en Almería. Les cuento.
Eran las diez y media de la noche en la ciudad de Almería. Martes Santo con la procesión del Perdón por la calle Murcia cuando suena el móvil de mi mujer y me dicen que han echado a Lucas Alcaraz.
El Almería estaba en puestos de play off de ascenso y Alfonso García había dado un golpe de timón y apostaba por el Boquerón Esteban para el banquillo. Aquello no salió.
De nada sirvió la consulta del presidente a los capitanes, que estaban con Lucas, ya que la decisión era firme. Lucas se marchó como un caballero del Almería. Antes le había despedido Blanes en Segunda B. Se cerraba su segunda etapa en el club de nuestra provincia. Una espina sigue clavada.
Cada año cuando veo al Cristo del Perdón a su paso por la calle Murcia me acuerdo de Lucas Alcaraz y de aquella destitución que dio la vuelta a España.
Menuda pasión la del entrenador granadino. Con la cruz a cuestas.
La Pasión según Lucas Alcaraz.
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