Seguro que para Soriano y para ellos se trata de algo normal, pero para mí no. Cuando los jefes se ponen encima del empleado: mal asunto. No es bueno que los jefes vayan al tajo.
Los precedentes no son buenos y pueden tirar de archivo para ver como en los tiempos de Alberto Benito cuando bajaba a los entrenamientos primero, y viajaba con el equipo después.
No debe ser fácil para Soriano mirar al banquillo y ver allí a Andrés Fernández y Ángel Luis Catalina. Los dos hombres fuertes de Alfonso García se tragan todo el entrenamiento mientras Soriano pensará aquello de: “¿no tienen nada mejor que hacer?”
Igual todo responde a una situación normal. Lo mismo es para animar y arropar al entrenador.
Lo que tengo claro es el proceder de sus antepasados en el cargo ya que Alberto Benito y Roberto Olabe cada vez que bajaban al entrenamiento era para seguir cada paso.
La situación ni es normal ni es cómoda para el entrenador del Almería.
No tienen la culpa Fernández y Catalina. No tendrá la culpa Soriano. Aquí manda el fútbol primero y el presidente después: por este orden.
El fútbol manda malos resultados.
El presidente manda a sus muchachos a los entrenamientos.
Y Soriano trabajando en compañía.
Los jefes van a la oficina.
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