Jacobo Otero: “No soy una persona de morriñas”

Otero mueve su literatura entre la historia reciente de algunos de los acontecimientos más polémicos del último siglo y una atrevida ficción.

El escritor presenta hoy a las 12  horas ‘La espuela del dragón’ en la Picasso.
El escritor presenta hoy a las 12 horas ‘La espuela del dragón’ en la Picasso.
Luis F. Bonilla
01:00 • 23 ene. 2015

Llegó un día de agosto hace siete años. A pesar de los calores estivales de Almería, el contraste climático entre esta tierra y su Galicia natal no fue un escollo para él. Jacobo Otero no echa de menos los cielos encapotados meridionales: “no soy hombre de morriñas”, comenta. Este escritor ya andaba enamorado de los paisajes que había visto en “clásicos como  ‘Cleopatra’ o ‘Lawrence de Arabia’ y más recientes como ‘Conan’ o ‘Indiana Jones”, recuerda.




Amante de la literatura desde siempre, comenzó a escribir inspirado por los más grandes del género del thriller. Habla de Robert Ludlum y de su ‘Caso Bourne’ con verdadera admiración: “fue uno de los primeros que definió el género; he leído casi toda su obra, mucho antes de que Matt Damon le diera vida en el cine’, apunta. Creador pero, ante todo, fan del suspense, se confiesa también alumno de otros grandes del género: “autores anglosajones como Frederick Forshyt,Tom Clancy,John le Carré , Len Deighton y Wilbur Smith”.




Su última obra, ‘La espuela del dragón’ (Éride Ediciones) continúa el camino trazado por su anterior ‘Expediente Othalan’: “Realidad y ficción se dan la mano de tal manera que a más de un lector le costará saber cuándo describo a un personaje o situación real y cuándo es fruto de mi imaginación”. 




Y es que en sus novelas se habla del asesinato de JFK, la carrera espacial, la guerra fría, el 11-S, el tsunami que asoló Japón en 2011, Fukushima... Acontecimientos sin relación aparente que se entrelazan en la obra de Otero.




Verdades sin contar
Afirma que “no todo es como nos lo cuentan”, pero no se describe como conspiranoico: “Mi intención es entretener de la mejor manera al público”. Sin embargo, tampoco es un crédulo de manual: “Hablar de verdades sin contar y hechos que se dan por ciertos sin serlo es algo tan arraigado en el género humano como la propia existencia”. En este sentido no le importa meterse en charcos históricos:  “Un amigo mío que estudió un curso en EE.UU. allí venía convencido de que nosotros pusimos una bomba en las calderas del Mayne,cuando cada vez hay más indicios de que todo estuvo orquestado por personajes como Hearts y el entonces ministro de marinas y posterior presidente Thedore Roosevelt”. 




Los gobiernos
manipulan Como buen amante del thriller, argumenta que “hay muchas cosas que los gobiernos saben y creen que la opinión pública no está preparada para aceptar”. Por esto, intenta inculcar una labor investigadora en sus lectores, como él mismo hacía en su momento: “mi intención al contar una historia es que tras leer las primeras diez líneas, la persona que ha abierto el libro quiera indagar más”. 




Documentación
Ala hora de tratar temas históricos tan espinosos como los que se relatan en su obra, reconoce que es “fundamental” la labor previa de estudio e investigación. “No obstante cuando uno se mueve en el campo de la imaginación tiene mayor margen de maniobra,pero aún así hay que ser cauto”, explica. 




De hecho, no duda en tirar de inventiva si con ello consigue una mayor inmersión del público en la historia: “En mi segunda novela incurro en un error de fecha para adaptar mejor el guión,y consciente de ello,lo dejo de manifiesto en una nota final”. “En mis libros,aún pretendiendo ser imaginativo, me encuentro con que la realidad es a veces más cruel de lo que yo quisiera. Y en nuestro mundo, cuando alguien muere,nadie dice "corten". Te quedas en el suelo y punto”.



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