Emociones privadas, coleccionismo de arte en el Museo de Almería

La exposición es un interesante recorrido por los últimos 150 años de las bellas artes

Un visitante observa las obras en la exposición.
Un visitante observa las obras en la exposición. La Voz
Ramón Crespo
18:05 • 04 mar. 2024

El pasado 6 de febrero se inauguró en el Museo de Almería (antiguo arqueológico) la exposición Emociones privadas, coleccionismo de arte en Almería, seguramente una de las propuestas artísticas más interesantes de los últimos años. La muestra, 75 obras de 25 coleccionistas, reúne dibujos, acuarelas, obra gráfica, esculturas y sobre todo pintura.





Los comisarios de la exposición Ramón Crespo y Tania Fábrega, directora del Museo, en sus palabras de presentación junto a José Vélez, Delegado de Cultura, destacaron el interés en mostrar a la ciudadanía cómo es hoy el coleccionismo de arte en Almería, un coleccionismo moderno y cosmopolita, abierto a épocas y diferentes estilos, bien informado y cada vez mas entendido.



Al mismo tiempo la exposición es una oportunidad para reconocer la labor de estos coleccionistas en la conservación del  patrimonio cultural y su contribución al mercado del arte. Destaca esta exposición por la calidad de los artistas seleccionados  y por ser obras que nunca antes se habían visto en Almería. La mayoría de los artistas incluidos son autores inéditos en el panorama expositivo almeriense, de ahí que sea una oportunidad única para conocer sus obras. 



Secciones temáticas



Estas “Emociones privadas“ se presentan en  5 secciones temáticas: 1) La mirada del paisaje, 2) Pintores españoles de la Escuela de París, 3) Figuraciones, 4) El universo de la abstracción y 5) Coleccionismo mestizo. Además, el visitante encontrará un último apartado, Diálogos, con varias obras de este coleccionismo moderno distribuidas en diferentes plantas del Museo, junto a piezas de la cultura argárica y de los Millares, y de época romana y árabe, creando asociaciones que sugieren nuevas lecturas, sin duda, enriquecedoras.     



La exposición, un interesante recorrido por los últimos 150 años de las bellas artes, tiene como hilo conductor la modernidad, entendida ésta como ruptura y renovación de los cánones establecidos en cada época.  La mirada del paisaje se inicia con un cuadro de Carlos de Haes de 1875 que sitúa al visitante ante el mejor pintor del realismo y junto a éste los cuadros de Modest Urgell, Eliseo Meifrén, Aureliano de Beruete, Darío de Regoyos o  Santiago Rusiñol, pintores incluidos en las colecciones de museos importantes como el Prado o el Thyssen, y cuyas obras son deudoras de las distintas miradas simbolista, impresionista o modernista del paisaje. Termina esta sección con cuadros de Díaz- Caneja (Escuela de Vallecas)  y los más cercanos en el tiempo Pedro Garciarias,  Juan Lacomba, Pedro Gamonal y Tello González.



La segunda sección, Pintores españoles de la Escuela de París, es la que despierta un interés especial al incluir once artistas en una selección extraordinaria con obras del zurgenero Ginés Parra,  y de Joaquín Peinado, Francisco Bores, Pancho Cossío, González de la Serna, Hernando Viñes, Mateo Hernández, Manuel Ángeles Ortiz y los picassianos Antoni Clavé, Orlando Pelayo o el almeriense Carlos Pradal. Obras de creadores que conocen los hallazgos de las vanguardias artísticas y ocupan un lugar privilegiado de la historia del arte.


Los que visiten la exposición podrán contemplar en la tercera sección, Figuraciones, un magnífico cuadro de Pérez Villalta (Nueva figuración madrileña) junto a los de Juan Barjola, de principios de los años 60, y los más recientes de Thomas Neukirch, Íñigo Navarro y Enrique Demetrio, que perfilan en sus telas mágicas ensoñaciones. Cierran la serie dos pequeños cuadros de Francisco Serrano y de Pere Coll, entre obras de la barcelonesa, afincada en Níjar, Isabel Esteva, de Juan Vida, Cristina de Miguel, Carmelo Palomino, un tondo de Damián Flores (Figuración postconceptual ) y una escultura de Frédérique Edy   

 

La cuarta sección El universo de la abstracción se inicia con un collage de Gerardo Rueda y las geometrías de Vicente Rojo, Alejandro Corujeira y Ramón David Morales. La huella de Mondrian está presente en la escultura de Anne Berning y en los acrílicos del cubano Waldo Balart. La abstracción lírica de Arranz Bravo, depuradísima, acompaña a las poéticas plásticas de Vicente Rodes, José María Sicilia y Mitsuo Miura. Y dentro de ese complejo universo de la abstracción comparten un intenso cromatismo los cuadros de Patricio Cabrera, Juan Correa y Willy Ramos. Como también lo hace el cuadro de Miguel Villarino, de título borgiano, y la acuarela de Capuleto, guiño del almeriense al pintor americano Jasper Jons, para finalizar con la obra de un autor, Carlos León, genuinamente expresionista.


La exposición tiene en la sala, vitrina abierta, de la segunda planta, un nuevo desarrollo con obras de un coleccionismo mestizo que refleja la diversidad cultural de la sociedad posmoderna, en la que el cine, el comic, la publicidad, la ilustración, etc., irradian nuevos valores plásticos al arte actual, cuestionando los modelos tradicionales y haciendo más libre y plural el arte. Este último coleccionismo está representado por las obras de Ceesepe, Javier de Juan y  Oscar Mariné, artistas de la movida madrileña, y de Eduardo Arroyo, Carmen Calvo, interesantísimo su  collage, y Joan Pons.


Completan el friso mestizo las creaciones de María Cañas, Carlos Orta, Shepard Fairey, junto a las fotografías intervenidas por Rafa Doctor de Cristina de Middel, Alberto García Alix y Pierre Gonnord, una parte de esta última, un ojo que bien pudiera ser el del coleccionista, es la imagen de la exposición. La escultura en pintura acrílica de Guillermo Mora y una caja de fantasía, como de cuento, de Antonia von Braum son un buen broche final.  


Sin olvidar, por supuesto, a los autores de las obras que dialogan con la piezas de las colecciones del Museo: Antonio López, Rafael Alberti, Marina Vargas, Joel Mestre, Gloria Martín, Marcelo Fuentes, Carlos Aires y María José Gallardo.


Los almerienses tienen motivos suficientes para visitar esta exposición y reconocerse en una selección que muestra el coleccionismo de una Almería moderna, que mira más allá de lo local, y comparte sus emociones privadas con generosidad.


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