La otra cara de... Antonio Hermosa, secreta vocación entre el cine y el teatro

Entrevista al periodista de Canal Sur y actor

Antonio Hermosa, periodista de Canal Sur y actor.
Antonio Hermosa, periodista de Canal Sur y actor.
José Ángel Pérez
19:57 • 18 feb. 2024

Antonio Hermosa, licenciado en Ciencias de la Información, ha desempeñado su profesión como redactor en el semanario ‘Sudoeste Express’ (1977-78). Fue en Almería donde hizo las prácticas como periodista en ‘Ideal’ en 1983, redactor de ‘La Crónica’ entre 1983-84, redactor jefe en LA VOZ entre 1984 y 1990, corresponsal en Andalucía de ‘El socialista’ (1985-86) y colaborador de la revista ‘Mediterráneo’. También colaboró con las revistas ‘Interviú’ y ‘Tiempo’ del Grupo Zeta y corresponsal de Colpisa y del desaparecido diario ‘Independiente’ entre 1989 y 1991.  Desde el 20 de marzo de 1990 pertenece a la plantilla de RTVA, en Canal Sur TV y el mes que viene se cumplirán treinta y cuatro años frente a las cámaras.



¿Cuándo se le despertó su vocación por el arte de Talía?



En la adolescencia, allá por el año 1977 en el instituto, con la representación de la obra ‘Jesucristo SuperStar’, para recaudar fondos para un viaje de estudios. Comencé con un papel secundario y terminé interpretando a Jesús. 



¿Y esa experiencia le animó a seguir moviéndose entre las tablas?



En mi etapa universitaria participé en varias compañías amateur. El veneno de la interpretación lo tenía inoculado. Incluso en una de estas ilusionantes compañías nos especializamos en el teatro del absurdo y en obras de Jardiel Poncela.



Aparca un cierto tiempo el teatro y llega a Almería, con la licenciatura de periodismo en el bolsillo.



En el verano del 83 llegó a Almería para hacer prácticas en ‘Ideal’.  A los dos meses me ofrecen contrato en el desaparecido diario ‘La Crónica’, donde permanezco un semestre, hasta que el diario LA VOZ se transforma de Medios de Comunicación Social del Estado en empresa privada y me contrata. Estoy seis años, siendo nombrado redactor jefe a la llegada a la dirección de Pedro Manuel de la Cruz. En 1985 contraigo matrimonio con la entonces fotógrafa del diario Lola Aguilar. En 1990 me contrata Canal Sur y cambio la máquina de escribir por la cámara de televisión. En esta empresa he permanecido 34 años ocupando la coordinación de informativos y presentando el diario del mediodía durante más de dos décadas. Tengo dos hijas: Lara y Elia, que ahora tienen 26 y 24 años.



Hace doce años usted vivió una experiencia muy bonita. La recuerda, ¿verdad?

Por supuestísimo. Marca mucho este recuerdo... Intervine junto a mis dos hijas como narrador en la representación de la obra de Oscar Wilde ‘El príncipe feliz’, que se puso en escena el día antes de Navidad en el Auditorio Maestro Padilla.


Y como quien no quiere la cosa, años más tarde con la llegada del microteatro a la capital en 2015 no tarda en vivir esa aventura.

Fue la responsable de escena de esta aventura teatral, Gemma Giménez, quien me invitó a participar en la obra ‘No te arrepentirás’ de Carlos Zamarriega, con seis representaciones diarias, viernes y sábados, bajo la dirección del desaparecido Mariano Sopedra, un excelente dramaturgo. Dos años después, en 2017, me integro en el recién creado grupo de la Federación Almeriense de Teatro Aficionado (FEALTA) y durante más de un año preparamos la obra ‘Siete gritos en el mar’ de Alejandro Casona, que se estrena en el teatro de Rioja y recorre varios escenarios, entre ellos el Apolo de Almería.


Como presentador de televisión en Canal Sur se nota su manejo de los resortes técnicos y secretos ante una cámara y surge otra nueva etapa el cine…

Como casi todo el mundo al empezar, me enrolo ese 2017 para intervenir como figurante junto también con mis hijas en el corto ‘Arizona 1878’ de Manuel Olaya, y poco después, me sumo al documental de Diego García ‘Las fosas borradas del sur’, basado en los fusilamientos que se produjeron en Almería durante la Guerra Civil, y posteriormente en otro corto titulado ‘Juan 2.23’ de Andreu Fullana, donde el papel que hago es precisamente el mío en la vida real, encarnando a un presentador de televisión.


Parece que en esa década se le amontonaron los papeles en el teatro y el cine.

Así es, en 2018 con FEALTA creamos el grupo Dracom y representamos ‘Bodas de sangre’ de Federico García Lorca, dirigida por Pedro Yanguas. Unos meses después, en 2019, estuve de figurante en ‘Domino’ de Brian de Palma, en las secuencias rodadas en la plaza de toros de la capital.  


Y recientemente y ahora ¿por dónde se mueve?

El año pasado tuve la oportunidad de participar en el corto del concurso 48x3 de FICAL ‘Carina’ de Raquel Bailón, y en el montaje ‘Latidos de Almariyya’ de Francisco Martínez, dirigido también por Pedro Yanguas, y ahora aquí seguimos esperando a que se pueda ver el corto ‘La marcha del diablo’ de José Enrique Martínez, donde tengo otra pequeña aparición como figurante. 


¿Quién ha influido más en usted en sus inicios?

Desde niño he estado seducido por el mundo de las bambalinas. Mi madre me contaba las experiencias de mi abuelo como tramoyista en los estudios de cine de Madrid. Además, el vivir en una provincia donde el séptimo arte está muy presente y el hacer reportajes y entrevistas a actrices y actores me han llevado a subirme a un escenario y ponerme delante de las cámaras.


¿Le gustaría que algunas de sus hijas se dedicasen a esta profesión?

Las dos han hecho sus pinitos en el mundo de la interpretación y, ahora, la mayor continúa trabajando en los montajes del grupo de teatro de la UAL.


¿Qué actor es su referente?

Muchos. A nivel internacional Marlon Brando, Robert de Niro y Joaquin Phoenix, y a nivel nacional, el desaparecido Juan Diego, Josep María Pou, Rafael Álvarez ‘El Brujo’, José Coronado, Javier Bardem y un largo etcétera.


Si le dieran a elegir un protagonista para una película, ¿cuál elegiría? 

El de Guido Orefice, interpretado por Roberto Benigni, en ‘La vida es bella’. 


¿En qué situación se encuentra el cine y el teatro en Almería?

El cine sigue muy vivo en Almería. El teatro es más complicado. Hay buenos montajes. Y, en ambos casos, está muy mal pagados. Pero sin teatro y cine estaríamos perdidos. Es tan bonito poder soñar y hacer que las conciencias no se duerman.


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