“Solo creo en el trabajo diario, me lo enseñaron mis padres y maestros”

Entrevista a la actriz Rocío Egea, que entra en 2022 con el deseo de tener amor, humor y bolos

La actriz Rocío Egea, durante una actuación.
La actriz Rocío Egea, durante una actuación. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 02 ene. 2022

A la actriz Rocío Egea (Madrid, 1971) la fuerza se le escapa por los ojos. Es hija de Carlos Alberto López y María del Carmen Egea, dos emigrantes andaluces que forjaron a la mujer que es hoy. Su sensibilidad es ecléctica: el cruce perfecto entre la libertad que se respiraba en su casa y el espíritu crítico que le inculcó su familia.



Afincada en la tierra del indalo desde que cumplió cinco años, estudió en el ‘Celia’ y en la Universidad de Almería (UAL). Su formación discurre por territorios heterogéneos que, en ella, confluyen de forma natural: de lo social a lo sanitario, pasando por su carácter inclusivo y artístico.



En la actualidad, se encuentra en proceso de fundar su propia productora. Mientras, sigue formándose y comparte lo que sabe con colectivos que la invitan a colaborar. “Estoy encantada de aportar; ya sabes, aprendiz de todo, maestra de nada”, confiesa modesta.



Su correo electrónico contiene la palabra ‘payasa’ y en Facebook se define como actriz, pero ¿quién es en realidad Rocío Egea?



Una mujer con espíritu de niña que intenta mejorar cada día y aprender de sus errores. Nadie me ha regalado nada. No creo en el talento, sino en el esfuerzo y trabajo diarios, me lo enseñaron mis padres y maestros.



Dice que lo que más le gusta es hacer feliz a los demás, ¿pero qué la hace feliz a usted?  



Vivir cada día, crear, dar clase, ayudar y ver los resultados de un trabajo bien hecho. Pero, como a todas las personas, depende de la ocasión. Doy toda la importancia a las cosas sencillas: aprender, comer, bailar, cocinar y reír para los amigos o en eventos. Un buen café y, a nivel profesional, la producción, que es lo mismo que resolver  problemas. Soy una mujer que medita, estudia y trabaja mucho. Y si surge un problema, analizo y busco soluciones.



También me hace feliz estar encima de un escenario o bailar tango. Ver un texto cien veces revisado y filmado.




Le encanta crear comunidad, ¿ha podido hacerlo dentro de la cultura almeriense? 

Sí, con algunos grupos afines, sobre todo con poetas. Me gusta mucho la manera de trabajar de Diego Armando Alías, del Aula de Teatro de la UAL, y los proyectos de la Biblioteca de Berja y la Universidad Internacional Celia Viñas. También la labor del poeta Perfecto Herrera. Ah, y de la Asociación de Vecinos La Traíña, del barrio de Pescadería-La Chanca. Asimismo, me encantaría trabajar como actriz con Choni [Ascensión Rodríguez Bascuñana].


Su apellido está enraizado con el de Julio Alfredo Egea, el decano de los poetas almerienses. ¿La vena artística le viene de familia?

Por parte de padre, vengo de una familia de músicos y de otra de fotógrafos. En cuanto a mi madre, María del Carmen Egea Cerezuela, era ceramista y desde pequeña dibujaba. Sus hermanos son Diego, Paco y Ana Egea, que ha fallecido este año y que era artista de la docencia. Mi padre era contable de Cantón Checa, por lo que he mamado desde niña el Movimiento Indaliano.


Su referente es Valle-Inclán. Si tuviera que interpretar a uno de sus personajes, ¿cuál sería?  

Lo de Valle es un caso aparte. Me encantan las mujeres dramaturgas, pero ‘Luces de Bohemia’ me apasiona. Me gustaría hacer el personaje de Max Estrella con un elenco de mujeres.


En el año 2014 logró doblegar al cáncer. ¿Cómo la cambió la enfermedad?

Eso no ha sido lo peor. Yo soy muy realista y me dije: si es cáncer, quítalo y si tienes dudas, quítalo también. 


Tengo entendido que es budista, ¿qué le aporta?

Durante el tratamiento para superar el cáncer, como soy alérgica a mucha medicación, medité y eso me ayudó a que todo pasará más rápido. De hecho, me dijeron: ¿cómo tienes esa cara tan feliz? Y yo les contestaba que estaba invocando. La médica me dijo que se lo contase a las de fuera. No tenía miedo. Si estás relajada y confías en el profesional, todo va mejor.


¿Qué le pide al nuevo año 2022?

Salud, justicia poética, humor, amor y muchos bolos. Un 2022 de producción clásica y con un final feliz. Cultura segura y que escuchemos más a las personas. Ser feliz con mi yo de ahora. Y que toda persona que necesite asilo político lo encuentre. ¡Ah, y que me den un personaje de enjundia! Y puestos a pedir, hacerme millonaria. (Risas).


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