Alejandro Ibáñez, hijo de Chicho Ibáñez Serrador, debuta en el cine con ‘Urubú’

La distribuidora almeriense Begin Again lleva a las salas un thriller con altas dosis de terror

Clarice Alves y Carlos Urrutia en un fotograma de Urubú, ópera prima de Alejandro Ibáñez Nauta.
Clarice Alves y Carlos Urrutia en un fotograma de Urubú, ópera prima de Alejandro Ibáñez Nauta. La Voz
Evaristo Martínez
03:42 • 26 sept. 2020

Una de las máximas más celebres de Alfred Hitchcock es aquella recomendación de no rodar con niños ni con animales. Algo de lo que no ha hecho demasiado caso Alejandro Ibáñez Nauta, quien tampoco parece asustarse de la estresante experiencia de Francis Ford Coppola en la selva filipina con 'Apocalypse Now'. Porque al corazón de la Amazonia brasileña, con más de un crío y entre pájaros, serpientes y otros bichejos, se ha ido el cineasta en su ópera prima, 'Urubú', un thriller con altas dosis de terror que ha llegado a las salas de la mano de la distribuidora Begin Again Films, liderada por la almeriense Gloria Bretones. Tras su estreno nacional el pasado fin de semana, el filme puede verse desde este viernes en Almería



'Urubú' no es un debut al uso: es el salto al largometraje de un realizador fajado en el documental y en la cocina de los formatos televisivos que, ante todo, quiere recordar la figura y la obra de su padre, Narciso (Chicho) Ibáñez Serrador. "Hay quien dice que he abusado de los guiños hacia él pero esa era la idea: homenajear al máximo sus películas", relata Ibáñez Nauta en conversación telefónica con LA VOZ.



Guiños que van desde lo más sutil, como planos que recuerdan a la mítica cabecera de 'Historias para no dormir' o secuencias que remiten a episodios concretos, a los más obvios: el filme es una especie de secuela espiritual de '¿Quién puede matar a un niño?', una de las cumbres del género de terror nacional -e internacional-. "He querido implementar esa manera de hacer cine, con medios parecidos, con un equipo reducido, a la antigua usanza", cuenta.



Y de aquella inolvidable obra, alabada y defendida, al igual que 'La residencia', por los grandes del fantaterror patrio de hoy (Juan Antonio Bayona, Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia, Rodrigo Cortés, Jaume Balagueró y Paco Plaza protagonizaron la entrega del Goya de Honor a Chicho en 2019, meses antes de su fallecimiento) asegura que "ha envejecido muy bien" y que mantiene intacto su mensaje, similar al que contiene 'Urubú'. "Mi padre sabía que el cine era para entretener pero también para educar, y no escondía una parte de denuncia social. Por desgracia, los niños sufren aún más hoy que hace 40 o 50 años".






Aunque su padre no pudo ver el resultado final, Alejandro Ibáñez pudo mostrarle el material. "Cuando me fui a Brasil a rodar él ya estaba enfermo y de hecho no sabía que me fui, porque si no hubiera querido venirse. Yo quería haberla montado con él, seguir aprendiendo a su lado. Lo que sí pude enseñarle fue el tráiler y el montaje en bruto de unas tres horas".



Perdidos en la selva



El urubú que da título al filme es un ave rapaz carroñera que en su variedad albina es casi imposible de encontrar. Un ejemplar que obsesiona a un fotógrafo de naturaleza, tanto como para irse a atraparlo con su cámara acompañado de su mujer y su hija. Bajo su plumaje esconde, además, un MacGuffin: el viaje, más allá de lo profesional, busca ser la tabla de salvación para una familia en crisis, que se perderá y se encontrará, no solo en el sentido literal, en la selva, al mejor estilo del 'survival horror'. 


Un elenco pequeño, encabezado por Carlos Urrutia, Clarice Alves, la niña Jullie D'Arrigo, el carismático Pepe Carabias y el propio Alejandro Ibáñez (en un personaje llamado Nauta, como su segundo apellido) que tiene que desenvolverse en un escenario enorme. "Quería hacer algo relacionado con mi padre, con el referente de '¿Quién puede matar a un niño?' y con mi experiencia en la selva amazónica, donde he rodado tres documentales. Creo que pocos se arriesgarían a rodar una historia así, que transcurre al noventa por ciento en escenarios abiertos, con los cambios de clima y la variedad de bichos que te puedes encontrar".




La exigencia de trabajar a cielo abierto en un entorno natural obligó a Alejandro Ibáñez a recordar algunas de las lecciones profesionales de su padre, como "ser muy observador", tomar decisiones "al momento", con el reto que supone estar en mitad de la selva, y, sobre todo, "escuchar a tu equipo". "Tienes que rodearte de los mejores y siempre saber escuchar antes de tomar la decisión final", asegura el cineasta, hoy también al frente de Prointel, la productora con la que Chicho creó  'Waku Waku', 'Hablemos de sexo'. el universal 'Un, dos, tres... Responda otra vez' e 'Historias para no dormir', una antología de terror que va a tener una segunda vida. "No te puedo decir con quién ni cuándo pero llevamos un par de años trabajando y en breve podremos disfrutar de nuevas entregas", adelanta sobre un formato que él ya probó en el corto Historias para no dormir: Reality', realizado para Save The Children.


"Es un homenaje maravilloso"
Tras pasar por festivales de género como el Isla Calavera de Canaria) y el Nocturna de Madrid y gozar de un exitoso preestreno en los madrileños Cines Callao con gran presencia de jugadores del Real Madrid (Marcelo está casado con la protagonista, Clarice Alves), 'Urubú' desembarcó en más de 70 salas españolas el pasado fin de semana.




Y desde este viernes se proyecta en los cines Monumental de la capital. "Siempre intento que nuestras películas se vean en Almería", confesaba en agosto la almeriense Gloria Bretones, directora general de Begin Again Films, en una entrevista con este diario.


Para la responsable de la distribuidora, 'Urubú', que abrirá en octubre la sección oficial del Festival de Cine de Alicante, es "un homenaje maravilloso" a Chicho Ibáñez Serrador, quien era un "maestro del terror" e hizo "una película incomparable" como '¿Quién puede matar a un niño?'. "Era un genio, de los que realmente se quedan marcados en varias generaciones. Y ahora tiene en Alejandro a un digno heredero del arte y el talento que tenía su padre", afirma.




Bretones reconoce que quedó "muy impresionada" la primera vez que vio el filme. "Primero, porque no me esperaba que fuera un homenaje tan claro al cine de su padre. Y luego porque es un thriller de aventuras apasionante, donde todo lo que es esconde está a plena luz del día. Y, sin desvelar nada, tiene mensaje, te deja tocado el corazón porque aborda una realidad que, por desgracia, sigue existiendo en el mundo. Estoy muy agradecida a Prointel y a Alejandro en especial por que hayan contado con nosotros para llevar esta película a los cines".


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