¿Dónde estuvo el Hospital de Sangre?

El Hospital estuvo cerca del mar: en el terreno que fue muralla norte del Malecón

Ubicación del antiguo Hospital de Sangre de Almería.
Ubicación del antiguo Hospital de Sangre de Almería. La Voz
Manu Artero
07:00 • 23 feb. 2020

El 24 de Julio de 1909, la Comisión Provincial, con el fin de dar adecuado refugio para la curación a los heridos procedentes de Melilla, adopta el importante acuerdo de ofrecer al Gobierno cuantos recursos y medios sean necesarios para la instalación de un Hospital de Sangre en Almería. Al mismo tiempo pedían al Ministro de la Guerra, autorización para los embarques de tropas por nuestro puerto. 



Esa misma noche, D. Juan Terriza Morales, envía un telegrama al ministro de la Guerra, Sr. Linares, ofreciendo gratuitamente para Hospital de Sangre, el magnífico edificio de su propiedad, conocido como los almacenes Roda.



Construido en 1875, a petición de D. José Roda González, en un solar de su propiedad en el terreno que fue muralla al norte del Malecón. El plano de la fachada lo firma Trinidad Cuartara.



El edificio constaba de tres cuerpos y en cada uno de ellos existían amplias naves, de techo elevado, con setenta grandes ventanas. En los dos primeros pisos cabían holgadamente más de doscientas camas. En el último piso podría establecerse el personal sanitario. Además, el edificio ofrecía la ventaja de su ubicación, ya que estaba a pocos metros del andén de costa, por lo que el traslado de los heridos desde el vapor al hospital se podía realizar de forma sencilla, económica y rápida.



Alternativas



El edificio del Sr. Terriza no fue el único que se ofreció para la instalación del hospital. La Comisión Provincial tenía pensado ofrecer la planta baja de la Casa de Misericordia, que alojaba en ese momento a los niños del Hospicio, por lo que si se elegía ese edificio sería necesario el traslado de los niños al nuevo pabellón del Manicomio. El Obispo también ofreció su Palacio. El Alcalde, Sr. Pérez Ibáñez, dirigió un telegrama al Ministro de la Guerra ofreciendo la cooperación del Ayuntamiento de Almería para el sostenimiento del hospital.



Cuando se publicó la noticia de la posible instalación del hospital, fueron muchos los ciudadanos que se ofrecieron para colaborar de forma altruista. Médicos, como el joven D. Juan Antonio Martínez Limones, D. Juan Rumí Abad, los médicos de la Casa de Socorro, los practicantes de la beneficencia provincial y municipal, y también algunos alumnos del hospital. Los cocheros Tomás Muriana y Manuel Oña, prestaban sus carruajes para transportar los heridos.



Pero de todos los ofrecimientos, el que más conmovió fue el que hizo una pobre mujer que se dirigido al Hospital de Santa María Magdalena, y preguntando por D. Eduardo Pérez Ibáñez, le dijo que donaría diariamente toda la leche que producían cuatro cabras de su propiedad, para alimentar a los heridos y enfermos. Además regalaría una cama completa con destino al benéfico establecimiento. También la agraciada joven, María Cortés Rodríguez, de 19 años de edad, que habitaba en el barrio de las Cruces, se presentó en el Gobierno Civil para comunicar que estaba decidida a marchar al teatro de la guerra para prestar los servicios que fueran necesarios para alivio del ejército. José Rojas Gutiérrez, no tenía riquezas ni camas para donar, pero ofrecía sus servicios como barbero, durante dos horas al día, todos los días que estuviese instalado en Almería el hospital. 


El 31 de Julio de 1909, el ministro de la Guerra, General Linares, contesta el telegrama del Sr. Terriza., aceptando su ofrecimiento y pidiendo que le comunique si el local tiene el material y la capacidad necesaria.  El coronel Sr. Leras visita el local junto al Sr. Terriza, quedando admirado por las magníficas condiciones del edificio, que tenía una extensión de 3.213 metros cuadrados, lo que permitía instalar de 250 a 300 camas, y quedaba espacio suficiente para albergar a las Hermanas de la Caridad, los médicos, practicantes, la farmacia, camilleros, Cruz Roja, y pabellones aislados para enfermos graves. Además tenía la ventaja de contar con ochenta ventanas, que aseguraban la buena ventilación del interior. 


Obras

El 8 de agosto, el arquitecto Enrique López Rull junto al Sr. Terriza y el Teniente de Ingenieros militar, D. José Acosta Tovar, visitan el edificio para dar el visto bueno y tomar un acuerdo definitivo. La opinión tras la visita es unánime. Una vez terminadas las obras necesarias, el edificio ofrecería unas condiciones inmejorables. El coste de las obras a realizar sería de unas dos mil pesetas, y se llevarían acabo de forma inmediata.


El equipamiento interior necesario se conseguiría mediante donaciones, suscripciones, la organización de una “Kermesse”, y otros eventos. El Casino de Almería, entre otros, a través de un comunicado de su presidente, José Molero, ofreció doce camas completas, y el gasto que estas originasen durante su ocupación. Las donaciones de los ciudadanos fueron tantas, que es imposible recopilarlas.


El 11 de agosto se constituye la Junta Directiva del hospital. Como presidente, el Sr. Gobernador Civil, como vocales, entre otros muchos, el Sr. Alcalde, Obispo, Gobernador Militar, Presidente de la Diputación, D, José Molero, Enrique López Rull, José Batlles, D. Ramón Orozco, D. José Gonzáles Canet y D. Francisco Jover. También se formó la Comisión Ejecutiva, dando comienzo al acto de la suscripción y acordando la compra de camas, todos sus menesteres y la recaudación de fondos suscritos en el acto, así como apresurar la terminación de las obras en el almacén del Sr. Terriza. La fecha prevista para la terminación de las obras era el 19 de agosto. Como complemento al Hospital de Sangre, D. Ricardo Burgos, ofreció para sanatorio de heridos, su finca en el Mamí.


El edificio del Sr. Terriza se usó como Hospital de Sangre hasta el 30 de Enero de 1910. Ese día, el acta del hospital, escribe sus últimas páginas y en ellas se anuncia el cierre para esa fecha.


 El 20 de Febrero se hace inventario del material, mobiliario y enseres. Se daría cuenta de ello en sesión del ayuntamiento, donde se decidiría el destino de todo ello. En la sesión del 24 de febrero de 1910 se escribe el acta de disolución, un resumen de todo lo acontecido en el Hospital, y múltiples agradecimientos a todos los que de una manera u otra participaron en tan noble proyecto. 


El edificio fue reutilizado posteriormente para fines militares, pero esa es otra historia. Actualmente en el lugar que ocupaba, está el CEIP Inés Relaño, y en la fachada que da al parque Nicolás Salmerón, aún se conservan algunos de los arcos originales del edificio original del Sr. Roda.


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