Almería, territorio inspirador de los artistas malditos

De la novela ‘Serotonina’ de Michel Houellebecq al disco recopilatorio ‘Strummer 001’

Joe Strummer y Joe Bel, dueño del Bar de Jo, en una fotografía que aparece en el documental ‘Quiero tener una ferretería en Andalucía’.
Joe Strummer y Joe Bel, dueño del Bar de Jo, en una fotografía que aparece en el documental ‘Quiero tener una ferretería en Andalucía’. La Voz
Javier M. de la Horra
00:08 • 05 ago. 2019 / actualizado a las 07:00 • 06 ago. 2019

Arte y territorio son realidades conectadas. La geografía suele ejercer de estímulo durante los procesos creativos, llegando incluso a marcar la obra de un artista después de muerto. Almería ha demostrado durante el último año que ejerce ese efecto catalizador entre grandes autores malditos: mientras la última novela de Michel Houellebecq, Serotonina (Anagrama), arranca en una gasolinera de El Alquián, un indalo blanco sobre fondo negro ilustra el nuevo álbum recopilatorio de Joe Strummer, líder fallecido de The Clash, una de las bandas de punk-rock más influyentes de la historia.



“La historia empieza en España, en la provincia de Almería, exactamente a cinco kilómetros de El Alquián, en la carretera N-340”, narra en su última novela el controvertido autor francés, caballero de la Legión de Honor, la máxima condecoración de la República Francesa. En ese punto de El Alquián, en el aparcamiento de la gasolinera de Repsol, el protagonista de Serotonina se encontrará con dos atractivas veinteañeras que permanecerán en su libidinoso imaginario a lo largo de todo el libro, una novela dura, hermosa y triste, dos veces editada en tan solo diez días, capaz de captar, como buena parte de la obra de su autor, el espíritu del hombre moderno.



Houellebecq tiene desde hace más de 15 años una casa en la costa de Almería. El escritor francés, que en 2014 presentó su obra Poesía (Anagrama) en Antas gracias al poder persuasivo de la asociación cultural Argaria, ha encontrado en Almería un refugio inspirador. El poder visual que ejerce la provincia se concreta en su caso a través del “polvo”, tal y como recuerda en una entrevista en El País Semanal. Podría haber sido la luz o el mar, tal vez la tranquilidad de los pueblos almerienses o la hospitalidad de sus gentes, pero ningún otro elemento evocaría mejor que el polvo la personalidad nihilista del autor, cuyo protagonista en Serotonina hubiera deseado cenar “un arroz con bogavante en un restaurante de Garrucha” junto a las dos jóvenes que conoció en El Alquián tras llenar en la gasolinera el depósito de su Mercedes G 350 TD.



El indalo de Strummer
Alguien que también encontró la inspiración y la paz en Almería fue Joe Strummer (Ankara 1952-Somerset 2002), el líder de The Clash. Strummer visitó Almería para rodar un vídeo musical y en 1985, para participar en el rodaje de Straight to hell, película dirigida por Alex Cox, que cuenta con los cameos de Dennis Hopper, Grace Jones, Elvis Costello o Jim Jarmusch. El influjo que ejerció entonces el Cabo de Gata en el artista permanecerá para siempre en su obra, incluso después de su muerte. Strummer pasó largas temporadas en San José, y diez años después de fallecer, vecinos de Níjar, familiares, artistas y amigos revivieron su figura en el documental Quiero tener una ferretería en Andalucía, una idea concebida por los almerienses Antonio Jesús García y Javier Navarrete que finalmente fue dirigida en 2012 por Carles Prats.



El magnetismo que provocó Almería en el líder de The Clash permanece vigente gracias a su viuda, Lucinda Tait, supervisora del último recopilatorio, Strummer 001 (Ignition). Solo así se explica que cuando uno abre el álbum, se encuentre un gran indalo blanco sobre fondo negro ilustrando la funda del primero de sus cuatro vinilos. El título del álbum, editado a finales de 2018 y compuesto por 32 canciones, hace referencia a su paso por The 101ers, la banda de la que formó parte antes de liderar The Clash. El recopilatorio, con temas inéditos, también incluye material en solitario del músico, y canciones de su etapa con The Mescaleros. La figura rupestre, símbolo provincial, viaja entre melómanos de todo el mundo a través de la obra musical de Strummer, y nos recuerda que el influjo almeriense lo marcaría para siempre, incluso después de su muerte.






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