“Hablar de prevención no es suficiente, hay que hacer énfasis en el placer“

Entrevista con Laura Marcilla, sexóloga

La sexóloga Laura Marcilla imparte talleres y charlas en centros educativos.
La sexóloga Laura Marcilla imparte talleres y charlas en centros educativos. La Voz
Luis F. Bonilla
07:00 • 30 mar. 2019

La sexología es una ciencia que estudia todo aquello relacionado con la sexualidad. Pero abarca mucho más que lo concerniente a la cama. Los sexólogos abordan temas que van desde la pérdida de libido hasta la identidad de género. Un área del conocimiento que se ha formado en base a la psicología y la medicina que, a día de hoy, tiene una importancia capital en el desarrollo, no sólo de los más jóvenes, sino de toda una sociedad si quiere considerarse madura y avanzada.



Aunque encierran peligros evidentes, las redes sociales también ofrecen oportunidades únicas. La relación directa con un público eminentemente joven las convierte en una herramienta ideal para llegar a los adolescentes. Una nueva manera de educar que ahora empiezan a utilizar expertos como Laura Marcilla con rigor y entusiasmo para enseñar sobre sexo.






¿En la sexología importa más la salud o el placer?



Por desgracia, se sigue enfocando más en el tema de la salud. La mayoría de talleres que nos piden los institutos van enfocados a prevención de embarazos o enfermedades. Eso, por supuesto, es muy importante, pero no es suficiente, al menos para el ser humano. Habría que hacer más énfasis en la felicidad, la satisfacción con uno mismo... Y todavía está un poco en un segundo plano.



¿No empieza a estar ya superado todo ese tema de salud y prevención?



No, no. Queda mucho por hacer. Esa separación entre salud o placer es algo que nos hemos inventado y yo creo que, en realidad, van de la mano. Cuando damos un taller, hacemos mucho énfasis en cómo poner un preservativo pero no, por ejemplo, en la autoestima. Y eso puede ser tan importante a la hora de prevenir una ETS como saber utilizar un condón, porque cuando alguien te insista, si no tienes esa seguridad para hacer respetar tus límites, no va a servir de mucho lo que sepas.



¿La gente se las sabe ya todas?

Que se hayan roto barreras ofrece facilidades a la hora de promover la sexología, pero también tiene el inconveniente de que la gente ahora piensa que sabe todo sobre el sexo por sus propias experiencias. Cuando voy a un instituto, veo que los chicos tienen un bagaje, pero que nunca se han planteado determinados dilemas complejos como la identidad o el consentimiento. Son cosas que no se suelen tratar entre su círculo como sí pasa con la pornografía o la masturbación.


Pero, a pesar de eso, sigue habiendo mucho tabúes.

Sí, es algo que me planteo yo muchas veces. Parece mentira que se hable en tantos aspectos sobre sexo pero haya cosas que estén tan poco aceptadas. Ya a casi todo el mundo le parece normal que se haga educación sexual en un colegio, pero si les dices que esa educación no va a ser solo preservativos y prevención y les explicas que vamos a hablar de pornografía, de masturbación y de placer, entonces ya no les parece tan bien. No todo se acepta igual.


Tú utilizas las redes sociales para hacer divulgación. ¿Se llega mejor así a cierto público?

Por desgracia, es una manera de llegar a gente que de otra manera no podríamos. Adolescentes que no tienen esa oportunidad en su centro o en su casa pueden aprender gracias a mi Instagram y el de otros sexólogos. Pero claro, es muy triste que se tenga que hacer algo así porque haya una carencia de educación sexual.


¿Cuáles son las consultas más comunes en estas redes sociales?

La palabra que más se repite siempre es “normal”. Lo que les importa es encajar, cumplir con lo que se espera de ellos. No preguntan si lo que les ocurre es sano o positivo. Y, sobre todo, temas relacionados con la virginidad. Cuándo saber si están preparados. El problema es que esa virginidad se está usando como una vara de medir el estatus social y por eso preocupa.


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