Un náufrago del mundo

El pasado jueves arrancaba la nueva temporada de Dulces Tardes Poéticas en La Dulce Alianza. La voz de Nora Jones me recibía en el sótano de los versos de merengue, mientras d

Antonio Lucas junto a la acordeonista María Noëlle Ayala en La Dulce Alianza.
Antonio Lucas junto a la acordeonista María Noëlle Ayala en La Dulce Alianza.
Mar de los Ríos
22:53 • 06 oct. 2017

Porque necesito poesía en vena. La radio me atormenta con malas noticias y los primeros anuncios de Navidad.  Quiero normalidad, por favor, quiero un otoño con olor a lluvia e ilusión de lápices de colores. 




Ya llegan los artistas de esta tarde arropados por la palabra de Aníbal García, el alma de estos encuentros de Santa Paula de amarillo tostado y arena de hojaldre. 




Antonio Lucas, el osado. Poeta que domina los recursos, que busca y osa… Antonio Lucas (Madrid, 1975), redactor de cultura y articulista del diario El Mundo, así como colaborador de Radio Nacional de España. Lleva más de veinte años transitando por la hondura de sí mismo. Cuando hablo de poesía hablo de mis creencias y no de mis ideas; de lo que me acerca más a mí, de lo que no sé que soy. La poesía es y sobre todo un: voy contigo. Y comienzan los versos de amor. Entonces serás dichoso por esa historia de amor /Porque no urbanizaste en ella un invierno barato / ni hiciste de su ciencia ligera mercancía / fanfarria del aplauso / Pues lo que no se anuncia no se pierde para siempre.




María Noëlle, suspiros de París. Llega el turno de la profesora de acordeón y lenguaje musical de la Escuela Municipal de Música y Artes de Almería, María Noëlle Ayala (Francia, 1973). Y de pronto estamos paseando por París. Suena Gigue en rondeau de Jean Philippe Rameau. Todos somos abrazados por el fuelle amoroso de esta música carnosa, que casi se puede tocar. Antonio es el primer maravillado: Pensaba al mirar a María y su acordeón lo difícil que debe de ser, con tanto botón. Si nuestros políticos se lían con uno, si le ponemos esto… Sería definitivamente el fin del mundo.




Crisis externa y propia. Antonio desnuda su alma. Nos habla de dos trayectorias, una separación de pareja y otro gran desengaño, otra Intemperie como él etiqueta al frio de la vida y a uno de sus libros. La crisis de 2007 y 2008 hizo carne picada a la sociedad española. Yo y tantos otros pensamos en la gran estafa, el daño del yo colectivo y del yo íntimo, con un cierto desahucio de lo que perdíamos.




Ese hombre que no somos nosotros / esa madre de enérgica tormenta. / Todo estaba pactado menos la poesía/el acuerdo entre falta e injusticia/siempre falta paraíso una vez roto el milagro…




Fuera de sitio. Es como yo me siento dentro de este país que amo enormemente, pero no consigo que me guste. Los poetas saben sintetizar en romántico la decepción de un pueblo. Entonces nos recita sobre su elixir secreto, que siempre huele a mar y donde parece que el tiempo no nos muerde tan fuerte: una playa. Quizá donde el daño no acecha / con qué precisión va la edad hilvanado el espino / Como no cierra el mar su recado en la orilla / Hasta el tiempo sin tiempo del país que no haremos. 




Vuelve María y ciñe la brisa. Saca de ella la danza española de Enrique Granados y mis lágrimas…


Poemas nuevos. Después será el turno de los poemas del libro que está acabando. Podrían ser de amor o desamor, es cuestión de tiempo. El hombre entiende a veces mejor su vida en los ojos del otro. Los ojos color salvaje, color cerrado, con que caminas y asienten / tus ojos como fieras acechando en tus ojos / una bruma muy joven que aún cuelga del aire.


La deliciosa banda sonora de una de mis películas favoritas, Amélie, aletea con: J’y suis jamais allé de Yann Tiersen. 


La impotencia de la muerte. Abre el recuerdo amargo de su padre en un hospital y todos los desgarros que provoca la impotencia ante la enfermedad; el pasar de las horas frente a un cuerpo que nos anuncia su marcha con olor a desinfectante. A cada hombre lo limita un deseo y un cansancio / tensar la biografía / respuesta a lo que nadie ha preguntado / vivir una invitación hacia el naufragio / agujas y saetas adentro de tu piel / la ausencia de tumulto nos hace más despojos. Será Yesterday de Paul McCartney, con la que abriguemos nuestra propia orfandad.


El Mar Egeo. Antonio nos transporta a sus viajes de cuerpo y alma. Nos lleva de mochila a las Islas griegas. Transitó en solitario por los sitios más apartados de la civilización, donde la constante era el Egeo rodeándole. Dedica muchos poemas a las sensaciones de paz y de infinitud de sus aguas. Porque todo es igual y tú lo sabes / este mar tan tristemente mismo / el viejo emperador que apenas eres / asómate a tus bordes / no dejes de mirar y te verás cayendo... 


Su experiencia con un Alfarero de Totana (Murcia), los retratos de sus próceres, todo se sucede mientras María llena el espacio con valses galos. Y vuelvo a bailar en la plaza de mi pueblo, que es el mismo que el de ella, Alboloduy. 


La despedida. Los Noctámbulos de Antonio nos ilustran sobre su etapa de garitos nocturnos de Madrid, cuando iba buscando el último refugio y se nutría de almas singulares; esbozos de zoología humana, territorios de retirada y derrota, asomándose al retrato de lo frágil, de lo puro. Sabemos de la noche, porque a cierta hora uno acepta que es el sol de la derrota de uno mismo.


Con dos poemas inéditos cortos llega la despedida:


Jamás seas el recuerdo de un nunca pudo ser.


Todo puede ser, incluso lo mejor. Deseemos un mundo más poético lleno de acordeones y rodeados de mar. Pero abrazados tan fuerte que no quepan banderas. 



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