Manual para un final de año con buena letra

Con la Navidad y el fin de año a veces vivimos diciembre con pesadez y obligación en lugar de con la ilusión de este año que se cierra para dar comi

Jim carrey en la película ‘El Grinch’ (Ron Howard, 2000).
Jim carrey en la película ‘El Grinch’ (Ron Howard, 2000).
Verónica Díaz
13:01 • 11 dic. 2016

Se cierra el calendario y como debería hacerse con todo lo que termina, celebramos el final, el viaje hacia un nuevo año lleno de incertidumbre, de esperanzas e ilusión. Al igual que septiembre es mi mes favorito porque tiene esa esencia de página en blanco, diciembre me encanta porque supone el final de algo y a mí las transiciones me emocionan, me fascinan, y me hacen sentir esas mariposas que aparecen en el estómago cuando algo te da vértigo y te hace feliz al mismo tiempo. Me gusta afrontar con alegría el hecho de pasar página, porque no hay que temer a los cambios aunque a veces vengan disfrazados con la apariencia de nuestros miedos, ya que implican movimiento, crecimiento, evolución y vida. Esa es nuestra naturaleza y nuestra esencia, estamos preparados para ello. Lo suelo repetir hasta la saciedad, así que ya sabéis lo que opino, que lo único que nunca cambia es aquello que ya está muerto.




Casualidad o no, el final del año coincide con la Navidad, y con todos los festejos entremezclados, ya no sabemos muy bien ni por qué brindamos, si por inercia o por elección. Ni por qué regalamos, si por agasajar y hacer felices a quienes queremos o por obligación. Ni por qué comemos, si por hambre o por gula. Ni por qué bailamos, si por felicidad o por presión social. Tenemos tantas ganas de quitarnos por fin los tacones y meternos en la cama, o de salir a emborracharnos, que a veces hasta se nos olvida lo más importante de esta etapa. Por eso me he propuesto redactar un manual para vivir el final del año con conciencia y buena letra. ¡Allá va!




Paso número 1: Elige cómo quieres sentirte.
La Navidad y los cambios de etapa tienen tantos amantes como detractores, y ni unos ni otros nos libramos de pasar malas o buenas experiencias en estas fechas. Lo que está claro es que si nuestro objetivo final es ser felices solo debemos coleccionar actitudes, pensamientos y sentimientos que favorezcan ese estado. ¿Has decidido que quieres ser feliz? Pues manos a la obra, actúa con conciencia y haz solo lo que tenga más beneficios que perjuicios.




Paso número 2: Pon el foco de atención en aquello que te llena.
A veces nos molestan las reuniones sociales y por aquellos dos indeseables que no tenemos ganas de encontrarnos, rechazamos el estar con todos los demás. Otras lo que nos enfada es el desembolso de dinero tan exagerado y no pensamos si realmente lo podemos o lo queremos hacer de otra manera, pero cambiando la manera de ver las cosas, las cosas también cambian.




¿Te molestan los centros comerciales abarrotados, la precocidad con la que llega la Navidad a los supermercados o esa sensación de “obligación” que acompaña todo lo que hacemos en estas fechas? Te lanzo una pregunta, ¿cuántas de esas cosas están en tu mano cambiar?,  ¿y estás dispuesto a permitir que te amargue algo que no puedes controlar o a dejar que siga siendo así algo que está en tu mano modificar? Enfoquemos lo positivo solamente y pensemos de manera constructiva en lugar de destructiva.




Paso número 3: ¿Qué es lo verdaderamente importante para ti en estas fechas?
De pequeña me enseñaron que el gran valor de estas fechas fuera pasar tiempo con las personas que queremos. Así que lo que más aprecio es el calor humano, el estar todos juntos. Que mi hermano vuelva de Colombia por vacaciones, que mi hermana y su familia vengan a casa a pasar unos días, que mis sobrinos y mi hijo puedan jugar juntos, que mi madre nos haga bizcocho y mi padre corte jamón. Que mi marido tenga algunos días libres y pueda estar con mi hijo y conmigo al despertar por las mañanas... Así que elijo darle importancia a lo humano, a lo sencillo. Al calor y al cariño, que es lo único que no caduca y que siempre se queda dentro. ¿Y tú que eliges?




Paso numero 4: Reflexiona sobre este año, da las gracias por lo que has recibido y decide qué cosas quieres cambiar para el próximo.
Hacer balance de aquello que nos ha servido para crecer y mejorar, y por supuesto, de aquellos momentos que nos hicieron felices  y agradecerlo explícitamente es importante para poder valorar todo lo bueno que tenemos en nuestra vida. Al igual que reconocer las meteduras de pata, las malas actitudes, los errores garrafales y hacer algo de autocrítica, nos ayuda a ser más humildes y a convertirnos cada vez en versiones mejoradas de nosotros mismos. ¡Vamos a ellos!




Paso número 5: Vive con conciencia y honestidad cada paso de este final.
Cuando brindes desea felicidad a los demás desde el corazón. Cuando comas, disfruta agradecido del privilegio que supone compartir y disfrutar de esa comida. Cuando digas “Feliz Navidad” o “Feliz Año Nuevo” dilo de verdad. Cuando te reúnas con tu familia, míralos con amor, para bien o para mal son parte de ti.


Paso número 6: Haz de esta última hoja del calendario el final que deseas.
Y que nadie te diga que no puedes. Ni siquiera tú mismo.



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