Rodalquilarte una tarde de verano

Tierra roja y mar, nostalgia y modernidad se trenzan entre un aparente caos. El canto de una sirena cubierta de inspiración tornasolada. Es la poesía de Rodalquil

El arte, a través de distintas disciplinas, deja este verano su huella en las calles de Rodalquilar.
El arte, a través de distintas disciplinas, deja este verano su huella en las calles de Rodalquilar.
Mar de los Ríos
01:00 • 04 ago. 2016

Después de una tarde en el Playazo, encamino mis pasos llenos de tierra y sal hacia el pueblo de Rodalquilar. Tengo noticias sobre la exposición única en su género en Andalucía, que albergan las fachadas de sus casas, a la que  han denominado RodalquilArte. Es una idea de la pintora almeriense Encarna Morales que aglutina a creadores de todo el mundo unidos por su amor a estos paisajes tan especiales, donde radica mucha de su inspiración. Más de setenta artistas decoran sus calles y plazas con unas hermosas lonas que portan sus obras, realizadas al efecto. 




Son las ocho de la tarde y creo que es la primera vez que lo transito a estas horas. Camino por sus calles, mientras van siendo abandonadas por la vainilla del sol, en esa parte mágica del día donde la luz pasa del verde al violeta. Entonces las señoras mayores comienzan a sacar sus sillas a las puertas, vestidas de limpio; las oigo al paso intercambiando recetas, y pienso en mi infancia impregnada de pueblo sereno andaluz, aún presente en mi alma… La muchacha que regenta Comestibles María chequea su móvil mientras con el rabillo del ojo controla si queremos algo de la tienda, si vamos a entrar… Sí, una botella de agua será suficiente para acompañar este paseo con-sentido. Lo demás está al alcance de cualquiera, listo para ser deglutido. 




Y comienzo a desgranar  la emoción que cuelga de la vertical de las arterias de este asentamiento, mezcla de nostalgia y bohemia. La calle de la Pólvora ofrece una perspectiva espectacular, con esas fotos del Níjar de ayer y hoy, que aumenta su efectismo con ese ángulo tan fotogénico que aporta el trazado de la alineación de los paramentos. Pienso en voz alta que bien debiera de quedarse así, tatuada para siempre; dos casas más arriba, Juan Núñez Guirado, sobre una puerta de cuarterones marrones, nos deleita con sus dibujos de trazo fino, que tratan sobre las piedras con más solera del municipio; las ruinas del pueblo minero tienen un aspecto multicolor que ena­mora, dando al conjunto una atmósfera fantasmal-atemporal muy especial. Puedo ver a través de los huecos ajados de las fachadas, hornacinas desnudas que reclaman la importancia de su ancestral cometido, abandonado desde hace medio siglo. Y de pronto me quedo sola oyendo mi respiración entre ellas, masticando el polvo sobre el que avanzo. Se cierra y se abren las ventanas, aún verdes, enfrentadas a mí. Quizá sea Carmen de Burgos que me saluda hoy desde las páginas vivas de su pueblo…




Definitivamente el asentamiento minero es lo que más me gusta. Hay multitud de cuentos por inventar entre sus piedras, los capto con mi cazahistorias de red, guardándolos en una esquinita de mi sesera. Y entre todas sus propuestas, una preciosa de Mar Cirugeda que simula el soporte cromático sobre el que está colgada, aportando  al conjunto un toque integral sublime. Capas de pinturas de muchos colores cuentan vidas ocultas entre sus desconchones. Las palabras inédita de la nueva novela de Nieves Concostrina susurran a su lado diálogos por estrenar. 




Otra vez en la calle principal, abrigan sobre un fondo azul, hermosas estrofas sacadas de la pluma de Isabel Giménez Caro




Novelas tu historia a sabiendas que no es tu historia y que lo único válido es la ficción de todos tus actos. Te vas a las minas de Rodalquilar y te tumbas boca arriba como una Justine cualquiera esperando la melancolía…

Letras verdes sobre fondo gris piedra me llaman a gritos sobre una encrucijada:




Escapo de la cama, busco el frío de fuera para compartirlo con el que llevo dentro. Para abrigarme con el destemple que tiene la gente. Salgo a buscar besos, a oler huesos y luego enterrarlo sin que me vea nadie… (F.lefer. Blog: Pescablues)

Al doblar una valla ciega  llena de cactus de colores,  saludo también a la luz del faro de Mesa Roldán con todos sus destellos, fotografiada por su amante esposo, Mario Sanz; un caballo de metal con ruedas me relincha al trote cuando se me cruza, propiedad de Ulli Butz… 

Poco a poco todos van acompañando mi paseo, se me cuelgan detrás. Me siento como el flautista de Hamelin, tocando una bella melodía, mientras el sentido de mi paseo va creciendo como una hiedra mágica. El añil se deja caer, aprieta su intensidad, cubre las cercas de madera que colorean elegantemente  las fachadas blancas, y que viste de fiesta la noche. 

Y encuentro a la sirena, era de esperar. Entre dos luces puedo escuchar los ensayos de una soprano con una voz hipnótica a ritmo de jazz… y todo encaja, todo tiene sentido… 

Gracias a los que han hecho posible esta colorida idea, hermoseando con ella aún más nuestra Isla de Polinesia, como gustaba llamarla Carmen de Burgos, que sigue con su ritmo atemporal sin dejar de ser, como debe ser… como esperamos que perdure los que la amamos.

Había una solidaridad maravillosa entre todos aquellos pueblecitos que iban tendiéndose en la orilla, desde Cabo de Gata a la punta de la Mesa: San José, Escullos, Rodalquilar, Las Negras y San Pedro. Formaban todos ellos como una comarca aparte, independiente, desligada del organismo político de toda la nación. (‘El último contrabandista’, Carmen de Burgos, 1918).




RodalquilArte. Exposición de arte multidisciplinar compuesta por 77 artistas sobre sus respectivas fachadas. Estará expuesta hasta el mes de septiembre. Ha contado con la complicidad y entusiasmo de los vecinos, quienes han ofrecido sus paredes a esta causa artística y que está resultando un fantástico aliciente para sucumbir a la llamada de este rincón del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.



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