Un equipo visibiliza los trasplantes en la mayor prueba ciclista en el desierto

Uno de los campos en los que España es un referente a nivel internacional es en el trasplante de órganos. Por 32 años consecutivos, nuestro país lidera la clasificación mundial, rompiendo el récord histórico el año pasado. Aún así, es un campo que la población general no conoce y del que pueden surgir muchas dudas.

Para romper estereotipos y visibilizar tanto a donantes como trasplantados, nace en Murcia el equipo ‘Titan Deja Huella’ ONT Universaem, con un mensaje que no deja lugar a equívocos: “el trasplante no impide hacer deporte”. Y lo hacen participando en la mayor prueba ciclista en el desierto, la Škoda Titan Desert, que se celebrará en Almería del 5 al 8 de octubre.
 
Los protagonistas

Titán Deja Huella está formado por trasplantados, sanitarios, donantes, familiares de donantes y familiares de trasplantados. “El proyecto Titan representa a todos aquellos que son protagonistas de este proceso”, cuenta Beatriz Domínguez-Gil González, presidenta de la Organización Nacional de Trasplantes.

“Representa, por una parte, a las familias valientes de los donantes, a los propios donantes, a los grandes profesionales sanitarios y, por último, las historias de superación de los trasplantados”.

Igual de capacitados

Desde el punto de vista deportivo los miembros del equipo con trasplante no tienen límite. “Han recuperado una vida completamente plena, completamente normal. Es verdad que algunos siguen tomando medicación, pero han recuperado una vida plena y entrenan como demonios”, explica con entusiasmo Héctor Vargas, médico e integrante del equipo. “Cuanto más pedales dan, más capaces son y lo han demostrado hace unas semanas en la prueba Titan Desert en Marruecos”.

“En Almería vamos a llegar a lo grande. Con un mayor número de corredores, con nuestra cámara para hacer resumen de las etapas de cómo está siendo toda la experiencia para los chicos trasplantados”. Y es que, en definitiva, lo importante es que la gente sepa lo que puede llegar a conseguir un trasplante y que se puede recuperar una vida plena. “Que la gente vea que hay esperanza más allá de la enfermedad y, sobre todo, agradeciendo a las familias de los donantes y que se sientan orgullosos de la decisión que tomaron”, concluye Héctor con emoción.