Crónicas del ayer: el crimen de Patricia, o el asesino no sabía informática

Una prostituta de alto standing fue asesinada tras la feria de Almería de 1996

José Ángel Pérez
22:25 • 18 ene. 2023

María del Carmen D. era conocida en el mundo de la prostitución de alto "standing" como "Patricia" y ofertaba sus servicios profesionales a través de Internet e insertando anuncios en la prensa local. Curiosamente su asesino no sabía Informática.



Su muerte, conocida tras la resaca de la feria de agosto de 1996, conmovió a la sociedad almeriense al conocerse las circunstancias de su trágico fallecimiento. “Patricia”, murió cosida a puñaladas en su domicilio de la plaza de Ibiza. Cuando sus familiares, la tarde del 2 de septiembre de 1996 encontraron su cadáver ya en avanzado estado de descomposición llevaba ya nueve días muerta. Se estableció por los médicos forenses que el crimen se produjo entre las diez y las once de la noche del 24 de agosto. 



En su cuerpo, las secuelas de 33 puñaladas, casi todas ellas por la espalda Y los posteriores informes forenses determinaron que  murió desangrada tras perder  unos dos litros de sangre. Patricia, tenía 29 años había nacido en Melilla aunque llevaba residiendo varios años en Almería. Al llegar a la vivienda una de las primeras dotaciones policiales los agentes comprobaron que la puerta estaba cerrada advirtiendo un fuerte y nauseabundo olor y una vez dentro hallaron el cadáver de la muchacha en el suelo boca abajo en el salón principal de la vivienda. 



La televisión del salón estaba encendida. La puerta de la casa no había sido forzada, ni se apreciaron signos externos de lucha o violencia en el piso. No cabía la menor duda de que la víctima conocía a su asesino.



En principio la Policía se vio desbordada por la cantidad de datos que fueron encontrando en la agenda electrónica de la muchacha, su ordenador con información almacenada en el disco duro y el registro de las llamadas que recibía a través de su teléfono móvil. La Policía con instrucciones concretas del juez Poveda, comenzó a examinar todo el material informático de que disponía la muchacha, revisando cualquier dato que pudiera llegar a ser el hilo conductor para resolver el caso.



Mas de un centenar de personas que figuraban en su agenda electrónica, buena parte de ellos clientes, fueron discretamente investigados. Y pasaron seis meses.



El 3 de febrero de 1997, la Policía cerró el "Caso Patricia". Un agricultor de Campohermoso, José Luis C. de 30 años de edad, enamorado de su víctima y abrumado por las pruebas presentadas por la Policía acabó confesando el crimen.



Derrotado ante las evidencias, en las dependencias del Grupo de Homicidios, José Luis C. fue relatando como de ser un cliente ocasional de Patricia, con el paso del tiempo acabó enamorándose perdidamente de ella.


José Luis figuraba entre los cien sospechosos de la Policía. Por eliminación se pudo llegar hasta él. Una semana después de que se conociese el asesinato agentes de Homicidios, se entrevistaron con el sospechoso, quien negó haber mantenido relaciones con la joven asesinada pese a que había claras evidencias de que en varias ocasiones había estado con la fallecida, como quedó reflejado en la agenda intervenida.


La negativa  a admitir que mantuvo relaciones sexuales con Patricia, fue el indicio que alimentó aún más las sospechas aubque  quedaba pendiente un dato importante. El arma homicida no fue hallada . Durante su arresto, el presunto autor manifesto que tras matar a la muchacha se apoderó de unas 100.000 pesetas, revolviendo la casa para simular un robo y desviar las líneas de investigación del asesinato. 


Según declaró, después del crimen arrojó el arma y la ropa ensangrentada, en un contenedor de la calle Artés de Arcos, El cuchillo, lo había comprado horas antes en una ferretería de esta calle.  


Para la Policía la intención de matar, parecía clara. Enamorado de Patricia, la joven no le correspondía y se sintió rechazado. En poco tiempo se  gastó en ella varios centenares de miles de pesetas. Incluso declaró ante el juez, que la chica le amenazó con llamar a la madre de éste y contarle la relación sexual que ambos mantenían, pese a que José Luis era soltero.


Tras los hechos, la Justicia tuvo la última palabra. Fue condenado por el crimen y cumplió condena en la prisión provincial de Acebuche. 


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