35 ‘novios de la muerte’ marchan a Mali

35 ‘novios de la muerte’ marchan a Mali

José Luis Laynez
22:20 • 13 abr. 2013

Mali es el destino al que llegaron ayer al mediodía 35 caballeros de la VIII Bandera de la Legión, al mando del teniente Escobar Barrios. La salida hacia el país africano se produjo a las 10.30 de ayer sábado desde el Aeropuerto de Almería. Allí fueron despedidos por la máxima autoridad del campamento de Viator, el general jefe Leza Benito.
Con la compañía ya formada en la pista del Aeropuerto, llegó el jefe de la Fuerza Ligera, general Varela Salas, quien fue despidiendo a los 35 legionarios y saludando uno a uno. Sus familiares, visiblemente emocionados, eran testigos de excepción de la marcha rumbo a Mali. En principio, y si la marcha de la guerra civil que se desarrolla en el país africano no obliga a otra cosa, serán seis meses los que permanezcan en él.

Minutos antes de partir la comitiva, el general Leza dio una improvisada rueda de prensa a los medios de comunicación allí destacados. Aseguró el general jefe que la Legión marcha a Mali para colaborar en que el país africano recupere la estabilidad social y, por ende, toda la zona limítrofe. La intención de las fuerzas internacionales es ayudar a las fuerzas armadas del país y reforzar las unidades militares allí desplegadas .

Igualmente informó el general Leza que los legionarios se desplegarán en las cercanías de Kulikoro, localidad situada a unos 60 kilómetros de Barmako, centro de adiestramiento de las tropas de Mali. Situada al sur del país, no es una zona de excesivo riesgo para los militares, ya que el verdadero peligro está en el norte, donde se asientan las milicias islamistas de Al Quaeda. Afirmó el general que el peligro al que se enfrentan las tropas españolas es medio-bajo.

Y concluyó la improvisada alocución con estas palabras: “Pido a los caballeros legionarios que lo hagan como ellos pueden y saben y aumenten así el prestigio largamente adquirido por las tropas de la Legión española destacada en misiones internacionales”.

En la despedida, se produjeron las reacciones familiares normales: abrazos e incluso alguna lágrima. Si ‘veinte años no es nada’, menos lo son seis meses.







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