Lo de Terque: del reconocimiento a la gestión

Existe un lamento ante el cierre de estos centros de interpretación del patrimonio almeriense

Visitantes a una exposición en la Casa Cueva de Terque.
Visitantes a una exposición en la Casa Cueva de Terque. La Voz
Andrés Sánchez Picón / María Dolores Haro Gil
19:59 • 08 jun. 2024

En los últimos días ha causado una importante conmoción la noticia del inminente cierre de los Museos de Terque ante la falta de los mínimos recursos económicos con los que afrontar su funcionamiento. En estos días hemos leído y escuchado declaraciones del director de esta iniciativa, Alejandro Buendía, y de los responsables de la Diputación Provincial de Almería, que es la institución a la que el entusiasta impulsor se ha dirigido específicamente, en virtud del precedente de alguna aportación realizada por la institución provincial en otros tiempos y del compromiso expresado por la misma de seguir colaborando en el sostenimiento de estos museos.



Nos unimos al lamento general ante el cierre de estos importantes centros de interpretación del patrimonio etnográfico almeriense y de la historia de la uva de embarque, entre otros, y nos adherimos a las opiniones que han salido a la luz abogando por alguna solución que dé continuidad al proyecto de Terque. Un proyecto construido a partir del desvelo de una persona y de su entrega en la recuperación de elementos y bienes patrimoniales sobre los que se asienta lo que algunos han denominado una especie de “anillo museístico”, en los que al museo etnográfico y el Provincial de la uva de Almería, cabe añadir una colección, en un entorno singular, de los juguetes tradicionales y, sobre todo,  el Museo de la Escritura Popular, en donde también se ubica un Archivo documental de enorme interés, receptor de una documentación copiosa, suponemos que a través de donaciones o depósitos, de antiguas casas del comercio de la uva o de importantes familias parraleras. 



Nos vamos a permitir recordar lo que fue para la economía y la sociedad almeriense el gran ciclo de la uva, desde mediados del siglo XIX hasta las postrimerías del siglo XX, como expresión, más que de una pretérita agricultura tradicional, del eslabón fundacional de nuestra modernización económica, ya que sería el primer capítulo del modelo económico actual: el de una agricultura comercial, abierta a los mercados exteriores. Y todo lo dicho hasta ahora, sin extendernos sobre el papel de los Museos de Terque como recurso para el despliegue de oportunidades en un entorno rural con población estancada y envejecida.



Todo este impresionante esfuerzo ha sido reconocido por asociaciones de defensores del patrimonio y por instituciones oficiales como la misma Diputación, mediante el otorgamiento de premios y distinciones que no vamos a enumerar en este momento.



Sin embargo, todo este edificio basado en la puesta en valor de un patrimonio espectacular y muy relevante para la historia de Almería adolece de una gran vulnerabilidad institucional. La preservación y difusión de este vasto legado exige abrir una nueva fase en su estructura institucional y en su gestión, a fin de evitar su cierre o su mantenimiento con marcapasos, a la espera, cada cierto tiempo, de la benefactora aportación de una u otra entidad. 



El sendero por el que debe transcurrir la solución debe sumar al enorme caudal de entusiasmo que ha caracterizado hasta ahora esta iniciativa, un reforzamiento de su gestión a través de marcos como el de una Fundación con especial protagonismo del Ayuntamiento de Terque, junto con los impulsores de estos museos, la Diputación y cualesquiera otras entidades (¿tal vez alguna financiera que lleva el ADN agrario en su misión?)  e instituciones públicas o privadas. Se debe abrir un horizonte de certidumbre para esta iniciativa, que vaya dejando atrás el plausible y descomunal voluntarismo, para pasar a una etapa de gestión que garantice la apertura de los centros para la ciudadanía en general y el mantenimiento y accesibilidad para los investigadores de la documentación histórica que se ha ido recogiendo (no sólo salvaguarda, también seguridad y descripción de la misma). Es el momento de la generosidad y el diálogo. Merece la pena el esfuerzo.





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