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Solidaridad contrarreloj de un médico almeriense: Casi 30 operaciones en 6 días

Miguel Perán se ha desplazado a Camerún para ayudar a la población con problemas de salud

Miguel Perán (izquierda) junto a profesionales sanitarios que le acompañaron.
Miguel Perán (izquierda) junto a profesionales sanitarios que le acompañaron. La Voz
Guillermo Mirón
16:12 • 11 mar. 2024

Más de 120 consultas y casi 30 operaciones en seis días. Es el balance de la semana que el médico albojense Miguel Perán Teruel ha pasado en una zona recóndita de Camerún como participante en un proyecto de cooperación entre el 24 de febrero y el 2 de marzo.

Las manos de este doctor especializado en Urología y natural de Albox pero sobre todo sus conocimientos han sido vitales para decenas de personas que han aprovechado la presencia de los médicos españoles en el Hospital Católico Notre Dame para revisar sus dolencias. En algunos casos, los pacientes revestían tal urgencia que terminaban con una operación inmediata y prácticamente imprevista.

“Eran tan improvisadas que, por ejemplo, atendíamos a un paciente en la consulta, sabíamos que tenía un cálculo, que estaba con mucho dolor y como se encontraba en ayunas, a la hora estábamos operándolo”, narró el médico albojense durante una entrevista en la Cadena SER Levante.

Tal es el impacto que tiene la presencia del grupo de médicos españoles en este país africano, que algunos pacientes llegan a desplazarse hasta 300 kilómetros solo para que les pasen consulta durante su estancia. Saben que quizás sea su única oportunidad de resolver dolencias con un dolor insoportable o que pueden ir a más. Ante esta situación, Miguel explica que ellos también son conscientes de que “tenemos un tiempo limitado, por lo que además de asegurarnos que venimos con todo el material sanitario adecuado, hacemos un cribado de aquellos pacientes susceptibles de operar” y que son convocados diversos medios de comunicación como la televisión o la radio.

Así, lo primero que realizan los médicos que cooperan con la fundación ‘Lyx’ en estas acciones es “atender consultas con colas y colas de pacientes. A algunos podemos solucionarles el problema poniendo una sonda o un tratamiento pero otros necesitan de una cirugía para sanar. Hay niños, jóvenes, ancianos…”, describe Miguel.

El médico albojense sabía muy bien a lo que se podía enfrentar antes incluso de pisar suelo africano. Y es que esta no es la primera vez que viaja miles de kilómetros para ayudar a quienes tienen muy difícil recibir una asistencia médica adecuada durante su día a día.

Anteriormente ha estado realizado una labor similar en países como Bolivia u Honduras, por lo que ha comprobado cómo algunas de las dolencias a las que trata de poner solución varían de un país a otro. “Hay un cambio ligero como por ejemplo para las litiasis, porque muchas veces la calidad del agua influye mucho en la formación de esas piedras, teniendo menor incidencia cuanto mayor sea la calidad del agua”. Además, tras su paso por Camerón ha notado “más presencia de las enfermedades de transmisión sexual que se han solucionado simplemente dándoles un tratamiento médico”.

Eso sí, Miguel y sus compañeros no sólo se enfrentan al reloj a la hora de poder solucionar los problemas del máximo número de pacientes posible sino también a la precariedad, que define como “máxima” en el país camerunés, por lo que traen de casa “mucho material” y ejemplifica así lo que supone este tipo de situación. “Por ejemplo, una simple sonda vesical que en cualquier hospital español la tenemos al alcance de la mano pero aquí se hace más difícil encontrarla. Luego hay otros materiales más técnicos que aquí hay que realizar de forma rudimentaria”, llegando incluso a usar una “garrafa de agua y silicona” para lavar al paciente durante una operación.

En total, son más de un centenar de pacientes que han recibido el diagnóstico de Miguel y casi una treintena de crujías, pero aún así el médico almeriense siempre se va con una espina clavada cuando realiza este tipo de acciones solidarias. “Te vas satisfecho pero la sensación es un poco agridulce porque piensas que se puede hacer mucho más”. Incluso con una herramienta cotidiana que en Camerún puede ser un bien preciado. “Hemos tenido por ejemplo a algún paciente que no hemos podido operar porque nos faltaba una pequeña pinza que en España tenemos de sobra”, explica.

Además de operar y ayudar, los médicos españoles como Miguel también ejercen como docentes con los profesionales sanitarios locales para que un futuro “puedan ser también independientes y en un futuro puedan tener los medios”. Es la huella que Miguel Perán y sus compañeros dejan allá dónde van y que se prolonga mucho más allá de los siete días en los que trabaja sin descanso a miles de kilómetros de su hogar y su país.










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