Pechina

De verse en la calle a frenar la demolición de su casa en 24 horas

Loreto Fernández: “Ha sido el día más angustioso de mi vida, pero he recuperado mi hogar”

Loreto junto a su hija Mari Luz Manzano, en el exterior de la vivienda.
Loreto junto a su hija Mari Luz Manzano, en el exterior de la vivienda.
María Ángeles Camacho
21:21 • 01 feb. 2024

Si el día 31 de enero, alguien le hubiese dicho a Loreto Fernández, la protagonista de esta historia, que la jueza que instruye su caso iba a suspender la demolición de su vivienda, difícilmente se lo hubiera creído. Fue un día duro y una noche larga. Este pasado miércoles, esta vecina que reside en Pechina, tenía que entregar voluntariamente las llaves de su hogar para que, de un momento a otro, las máquinas llegasen al camino de la Espinaza y convirtieran en escombros 17 años de trabajo, esfuerzo, ilusión y destruyeran el escenario que acoge los momentos únicos que una familia acumula en su hogar. Ella lo tenía claro, “las llaves no las entrego, me tendrán que sacar y cuando me vean en la calle, ya actuarán”, decía entre lágrimas, recordando que tiene una discapacidad y una pequeña pensión. 



Tras conocer su historia y los entresijos que habían provocado que Loreto se viera en esta situación, la dejamos acompañada de su hija Mari Luz Manzano y de su angustia. Sólo pedía que se tuviera en cuenta su contexto actual, que le dieran tiempo. “Me queda otra noche más sin dormir y así no puedo vivir”, se lamentaba. Sin embargo, su abogado, Alfredo Najas de la Cruz, le aseguró que intentaría, “hasta el último momento”, evitar que se viera de forma inminente en la calle. Así, ese mismo día, este miércoles 31, presentó un escrito al juzgado de lo Penal número 4 de Almería solicitando que se suspendiese la entrega voluntaria de las llaves de la vivienda y el lanzamiento que ordenaba la demolición de la casa de Loreto. Un documento en el que se insistía en las circunstancias que rodean a la afectada, es decir, la discapacidad del 40 por ciento acreditada por el Área de Bienestar Social de la Diputación Provincial de Almería, su edad, casi 70 años, y, sobre todo, que no contaba con una alternativa, con otra casa donde refugiarse. Loreto se encuentra en riesgo de exclusión social y en una situación de vulnerabilidad considerable. 



Y, en tan sólo 24 horas, el escrito obtuvo la respuesta que ni la propia afectada se esperaba. La jueza encargada del caso suspendía el lanzamiento e instaba al Ayuntamiento de Pechina a acreditar la situación legal de la vivienda. “Ha sido el día más angustioso de mi vida, pero he recuperado mi hogar. Estoy realmente muy agradecida, ahora sólo espero que se lleven a cabo todos los trámites que quedan pendientes”, afirmaba Loreto, verdaderamente emocionada, nada más conocer la noticia. 



Una lucha de 17 años



Justo el día que tenía que entregar la llave de su vivienda de manera voluntaria, Loreto recibía a este medio con un pañuelo en la mano, entre lágrimas, y acompañada por su hija Mari Luz. Nos esperaba en su domicilio, ubicado cerca de la Escuela Indaliana de Arte Ecuestre, en Pechina. Un camino asfaltado, abrupto y, curiosamente, plagado de viviendas de todo tipo, aunque es la de Loreto Fernández la única que contaba con una orden judicial de derribo. Esta vecina, abderitana de nacimiento, relató “el sufrimiento y el calvario” que ha soportado “durante años”, concretamente desde hace 17 años. 



Tras dedicar parte de su vida a sus negocios junto a su exmarido, una carnicería en Adra y una pequeña fábrica de embutidos en Albuñol, decide invertir sus ahorros en la construcción de esta vivienda, “es una casita normal, nada de lujos, de unos 100 metros y que me supuso un gasto de unos 90.000 euros”. Un proceso que inicia con la garantía, según Fernández, de quien fuese el anterior edil de Pechina -ya fallecido- de que no sufriría ningún tipo de consecuencia legal. “Siempre me aseguraron que no tendría problemas”, ha afirmado. Sin embargo, en 2007, tras una denuncia del Seprona, la Junta de Andalucía inicia un periplo legal contra Loreto. Por otro lado, el Consistorio también denuncia la situación irregular de la vivienda, “el mismo que me dijo que nadie me la derribaría”. Con un divorcio, sin sus pequeñas empresas y con una denuncia que afrontar, esta almeriense dedica los últimos 15 años a limpiar, contratada por la Asociación de Personas con Discapacidad Verdiblanca de Almería. 



El primer varapalo que tuvo que aguantar fue la multa de unos 6.000 euros de la Junta de Andalucía y la condena de un año de prisión, que pudo eludir “al no tener antecedentes penales”, ha aclarado. “Estaba convencida de que con eso sería ya suficiente, pero han seguido persiguiéndome y llevándome al límite”. Ahora, su vivienda, que no se encuentra en suelo inundable ni en una zona de especial protección, aunque sí en suelo rústico, contaba con esa orden de derribo paralizada ayer. Un “sinvivir” que ha llevado a Loreto a intentos de suicidio. 



A su lado, su hija Mari Luz -tiene dos hijos más que también están volcados con la situación- otra auténtica luchadora, que batalla día tras día contra un cáncer, intentaba contener su llanto, con un sobresfuerzo titánico para evitar que su madre la viese, “este es nuestro hogar, nuestro particular álbum de recuerdos y el lugar donde nos reunimos todos con nuestra madre. No se merece esto”, clamaba. Y, tan sólo 24 horas después, Mari Luz ya sabe que podrá seguir disfrutando de estas sensaciones junto a su madre. Una jornada donde las lágrimas atravesaron procesos emocionales totalmente opuestos, de la pena y la tristeza, a la alegría y euforia. 



Loreto Fernández, frente a la puerta de su casa.
Loreto Fernández, frente a la puerta de su casa.


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