Un apicultor ‘inventa’ la polinización a bajo coste con colmenas de corta vida

Los agricultores almerienses reproducen bajo el plástico de los invernaderos un proceso de polinización muy común en la naturaleza. Insectos como la abeja o el abejorro distribuyen el polen entre las flores y contribuyen al crecimiento de cultivos de máximo interés en el tejido productivo almeriense como el tomate, pimiento, melón o sandía. Por eso, no es raro encontrar colmenas en los invernaderos y son muchos los apicultores que colaboran con productores hortofrutícolas.

Sin embargo, las colmenas requieren ciertos cuidados y pueden durar varios años. Para mejorar la productividad y reducir el precio, un apicultor almeriense acaba de desarrollar un proyecto pionero de colmenas a bajo coste, una especie de ‘low cost’ de la polinización. Gracias a un descubrimiento sobre el tratamiento de estos insectos, cuyo contenido técnico mantiene bajo estricto secreto, ha conseguido crear colmenas de corta vida, diseñadas para una campaña y a priori más baratas.

“El hallazgo es innovador por la manera de crear una colmena de durabilidad reducida, que se centra únicamente en la polinización de un cultivo, evitando la durabilidad excesiva de cuatro o cinco años”, explica a través de su asesor jurídico, el letrado Francisco Miguel López Gutiérrez. “La consecuencia de la colmena de un solo uso es tener una o varias polinizando grandes extensiones de terreno 100 por 100 natural”, añade.

Innovación
El apicultor diseña una colmena con “15.000 o 20.000 abejas” para polinizar un cultivo en una campaña. “Tiene una durabilidad de entre 30 y 50 días y luego muere por su propia naturaleza”. Así, el agricultor puede desprenderse de ella, no necesita ir ‘reciclando’ los insectos año a año y tampoco tiene que usar las abejas para distintas plantaciones, por ejemplo, tomate y pimiento a la vez.

El descubridor asegura que este sistema es revolucionario para el sector y supone generar “una polinización más rentable y eficaz”. Además asegura que puede utilizarse indistintamente para cultivos naturales, híbridos y transgénicos porque la abeja está destinada a una única misión y no a la recolección de su miel.