Huércal de Almería

La Fuensanta: la ‘pequeña Murcia’ de Huércal de Almería

Un constructor murciano se ‘trajo’ a su patrona y llenó las calles de nombres de esta región

Plaza Niño del Remedio en el barrio de La Fuensanta.
Plaza Niño del Remedio en el barrio de La Fuensanta. Tito S.
Tito Sánchez Núñez
18:09 • 15 jul. 2023 / actualizado a las 20:03 • 15 jul. 2023

Es habitual en grandes ciudades encontrar pequeños barrios que tienen sus orígenes en colonias de población llegados desde otras regiones, muchos de los cuales se mantienen hoy en día. A modo de un ‘Chinatown’ o un 'Little Italy', en Almería encontramos un barrio cuyos orígenes se encuentran en la vecina Murcia: no en vano, sus calles, y no solo sus calles, sino también su su patrona, son ecos de ese pasado murciano.



El barrio de La Fuensanta, en Huércal de Almería, nació en los primeros años 60, casi en el límite con Almería capital, en las proximidades de la Torre de Cárdenas que hace de límite invisible entre los dos municipios, en un espacio que fue tierra de cultivos durante la época musulmana y posterior reconquista por parte de los Reyes Católicos.



Su construcción, explica el historiador Domingo Ortiz, la promovió la empresa constructora Terriza, oriunda de Murcia. La primera fase se inició con la hoy calle José Antonio de La Fuensanta, con viviendas que se vendían por 20.000 pesetas. 



A partir de ahí, fueron construyéndose sucesivas fases y también la iglesia del barrio, que quedó bajo la advocación de la Virgen de La Fuensanta, patrona de Murcia, y que desde entonces lo sería también de este barrio huercalense. El propio Terriza fue quien donó la imagen de la actual virgen de La Fuensanta.



Las siguientes fases darían lugar a nuevas calles, que serían todas ellas bautizadas con importantes nombres de personalidades de la Región de Murcia. Las dos calles principales que bordean esta pequeña Murcia en Huércal de Almería llevan así el nombre de Floridablanca, en honor al conde que fue secretario de Estado con Carlos III y Carlos IV, y el Paseo de Corvera, en honor a los primeros marqueses de Corvera, regidores de Murcia.



Entre ambas calles, conectadas entre sí como continuación una de la otra, estrechas calles con nombres que recuerdan a Cartagena, una de las ciudades más antiguas de la península Ibérica, fundada por los cartagineses y que hoy rivaliza en importancia con la misma capital murciana y acoge la Asamblea de la Región, o Verdolay, sede de uno de los yacimientos más importantes de la cultura ibera. 



Pero también están las calles de Salcillo, uno de los más grandes escultores del Barroco español; Saavedra Fajardo, escritor y diplomático en la España de Felipe IV; el Cardenal Belluga, obispo de Cartagena y virrey de Murcia con Felipe V; Mariano Vergara, que sería marqués de Aledo; Juan de la Cierva, ingeniero y aviador, inventor del autogiro, precursor del helicóptero. Todos ellos, exceptuando Cardenal Belluga, natural de Motril (Granada), nacidos en Murcia.



En sus orígenes, explica Domingo Ortiz, la entrada principal al barrio estuvo presidida por un pórtico adintelado de ladrillo con una placa conmemorativa con la imagen de la Virgen de La Fuensanta


La planta urbana se cerraba hacia el este con otra alineación que formaba la calle Platerías, una de las calles más estrechas y con más encanto del barrio que finaliza en la todavía más encantadora plaza Niño del Remedio, merecedora, sin duda, de una visita dentro de este barrio, uno de los históricos y más pintorescos de Huércal de Almería, muy próximo a la capital y con pasado murciano.


La Virgen de La Fuensanta


La sierra del Hondoyuelo, a 5 kilómetros de Murcia, ha sido históricamente un enclave sagrado, ya desde las primeras civilizaciones que habitaron esta zona. Según la leyenda, la Virgen habría hecho brotar una “fuente santa”, un pequeño manantial que hoy en día sigue regando este paraje. Incluso, se tiene constancia de una ermita en honor a la Virgen coronando el lugar ya en el siglo XV. La Virgen de La Fuensanta comenzaría a rivalizar en popularidad con la patrona de Murcia, la Virgen de la Arrixaca, hasta que tras una larga sequía, en una romería de La Fuensanta comenzó a llover. Este ‘milagro’ se repitió y llevó a que La Fuensanta le ‘robara’ el patronazgo de la ciudad a la Arrixaca. A finales del siglo XVII, se comenzó a construir un santuario en su honor sobre la ermita medieval.


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