Sorbas

Adiós a Gaspar López, portero de fútbol en el CD Vera y empleado de Unicaja

Fue el jugador más popular del equipo y era conocido como ‘el porterico de Sorbas’, su pueblo

Gaspar López en Las Viñas de Vera en 1961.
Gaspar López en Las Viñas de Vera en 1961.
Antonio Torres
14:21 • 26 oct. 2022

Gaspar López Soler, natural de Sorbas, empleado de Unicaja durante casi medio siglo, ha fallecido a la edad de 78 años. Casado con Inmaculada Figueroa de Sorbas, son padres de Inmaculada. La familia está vinculada con la barriada de La Mela donde nacieron sus dos hermanas menores. 



Gaspar, con 18 años, llegó la Caja de Ahorros de Almería, Unicaja, primero en la oficina de la localidad de Antas para después pasar por las de Mojácar, Sorbas, Campamento Álvarez Sotomayor y varias de Almería hasta su jubilación, viviendo algunos años más en Almería hasta establecerse definitivamente en su pueblo de nacimiento, al que quiso siempre volver y donde conservaba los numerosos amigos forjados en su infancia y juventud. 



“La generosidad de Gaspar hacía que los niños de la calle disfrutaran, desde la misma mañana del día de Reyes, de los juguetes que a él le "habían traído": el balón de fútbol Ariete, distintos juegos de calle, y, sobre todo, ¡el no va más!: una fantástica bicicleta Eder que él llegó a manejar con extraordinaria habilidad; en ella nos enseñó a montar a más de uno, aunque ninguno llegamos a igualar sus habilidades ciclísticas”, señaló uno de sus números amigos.



Jugó al fútbol desde niño. La agilidad y los reflejos de Gaspar eran extraordinarios. Fue portero del equipo de su pueblo, Sorbas y después sería fichado por el Club Deportivo Vera en el que jugará durante unos cuantos años donde llegaría convertirse en el jugador más popular del equipo hasta el punto de que algunos comercios de Vera tuvieron durante bastante tiempo fotos de Gasparico, como le llamaban, en sus escaparates.



También recibiría la propuesta de jugar en un club de Segunda División a lo que se negarían sus padres por considerar incierto su futuro.  Gaspar jugó también en Los Gallardos y Huércal de Almería, donde se le recuerda como un futbolista muy bueno y extraordinaria persona. Cuando ya había dejado de jugar y el equipo de Huércal pasaba por Sorbas para disputar algún partido en los pueblos cercanos, era frecuente que los directivos lo invitaran a viajar con ellos y compartir el día con el equipo.



En sus tiempos de edad juvenil en Vera se le acuñó el sobrenombre “el porterico de Sorbas”, donde permaneció varias temporadas en la ciudad veratense, la primera que contó con un campo de césped y que fue un referente de fútbol potente y vistoso en se hizo baja la presidencia de Antonio Alonso. Mi hermano Ginés que fue centrocampista de Los Gallardos en los primeros años 60 recuerda a Gaspar como un muchacho serio y profesional desde que ponía un pie en el pueblo tras bajarse de Alsina Graells en el bar Crespo.



De niño le gustaba mucho ir a la carpintería del pueblo, la de Emilio Segura, y manejar con el mayor cuidado las herramientas que allí había para realizar pequeños trabajos. Esa afición lo llevó a ser un as del bricolaje y un excelente carpintero, como pueden recordar todos con la exposición en la Iglesia de un amplio belén navideño.



Su afán de engalanar los tronos de la Cofradía del Padre Jesús, de la que fue hermano mayor, sirvió de emulación para que las demás Cofradías también se esforzaran en el mismo empeño y juntos dieran desde entonces una gran vistosidad a la Semana Santa de Sorbas


Como carpintero destaca su colaboración en la construcción de un gran carro procesional tirado por bueyes para la romería de San Isidro, y, sobre todo, destacaba su capacidad de organización y su interés porque con la aportación de los vecinos se dotara a la Iglesia parroquial de un magnífico retablo, según la información y fotografías facilitadas por mi compañero en el Grupo de Investigación Estudios del Tiempo Presente (ETP) el prestigioso catedrático Luis Carlos Navarro Pérez.


Además, el periodista Joaquín Amérigo me dio la triste noticia porque sabía de mi afecto y admiración por “un señor de Sorbas” en todos los sentidos.


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