Tabernas

Subdesiertos de Almería

Penetramos en un paisaje insólito, monocromo de tonos ocráceos en la macroescala, con cárcavas

Imagen del desierto de Tabernas.
Imagen del desierto de Tabernas. La Voz
Hermelindo Castro Nogueira
07:00 • 06 jun. 2021

Cuando viajamos desde Granada a Almería por la A92, sobrepasada la villa de Gergal, penetramos en un paisaje insólito, monocromo de tonos ocráceos en la macroescala, multicolor en la microescala, con profusión de grietas verticales excavadas en las laderas denominadas cárcavas, carencia absoluta de vegetación arbórea, ausencia de pueblos o cortijos y sin vestigio de actividad humana. 



Estamos en el subdesierto de Tabernas protegido como Paraje Natural desde 1989 y considerado un excepcional laboratorio para investigar procesos geológicos de los últimos 8 millones  de años. 



Durante el mioceno el Mar Mediterráneo ocupaba la actual depresión de Tabernas y los sedimentos de margas, arcillas y arenas arrastrados por los ríos desde las sierras de Filabres y Alhamilla formaron deltas y abanicos aluviales sobre los taludes litorales. Posteriormente, hace unos dos millones de años, al retirarse el mar quedaron expuestos a la acción de la lluvia y el viento que, al actuar sobre materiales blandos y deleznables, han dado lugar al espectacular paisaje erosivo de nuestro desierto.



Los frentes atlánticos que barren la península desde el oeste descargan la humedad  en forma de lluvias y nieve a barlovento de Sierra Nevada dejando a sotavento una gran sombra de lluvia que coincide con la cuenca de Tabernas y que explica que las precipitaciones anuales no superen los 240 l/m2. Estos territorios acarcavados denominados  badlands  aparecen surcados por poderosos cauces muy encajados, las ramblas, que tienen morfología de río pero comportamiento de torrente cuando evacuan subitamente las aguas en los escasos episodios de lluvias torrenciales.   



Este paisaje erosivo, dinámico e inestable , junto con la aridez climática y la salinidad de los suelos constituye el escenario hostil donde la vegetación colonizadora ha tenido que ensayar adaptaciones ingeniosas con estrategias diferenciadas en los diferentes tipos de hábitats. Sobre los depósitos cuaternarios que coronan los badlans se desarrollan espartales y albardinales esteparios. Las orillas de las ramblas aparecen orladas con bosquecillos lineales de tarajales, adelfares y retamares dependientes de las corrientes subálveas  y, en las escasas surgencias de agua salobre, afloran pequeños oasis con palmeras, carrizales y plantas barrilleras.



Las crestas y los taludes margosos e inestables de las cárcavas son los hábitats que han generado las adaptaciones vegetales más singulares y la presencia de especies endémicas del subdesierto tales como Euzomodendron bourgaeanum, y Limoniun tabernense y Moricandia foetida que salpican de color las escasas primaveras lluviosas. 



La fauna aparece especialmente representada por la comunidad de reptiles y por singulares comunidades de aves.



En los cortados excavados por las ramblas habitan poblaciones de grajillas sedentarias y comunidades estivales de aviones roqueros y de bulliciosos vencejos reales. En roquedos y cavidades encontramos nidos de paloma zurita y en taludes margosos colonias de abejarucos y carracas. La joya ornitológica de los badlands es el camachuelo trompetero, especie africana invasora  bioindicadora del cambio climático y del avance de la desertización.


La atracción intelectual ejercida por el subdesierto sobre el mundo científico ha sido excepcional y, muy especialmente, para los investigadores de la Ual y de la EEZA (Csic).  La extensa producción científica se ha focalizado a esclarecer la evolución tectónica de estos paisajes erosivos y las relaciones ecológicas y ecofisiológicas en los diferentes ecosistemas descritos  incluyendo los vinculados a las comunidades criptogámicas que juegan papeles pioneros clave en la formación y defensa del suelo y en el desarrollo de las comunidades vegetales. 


Todos los países tienen la obligación de  promover como parques nacionales los ecosistemas más representativos de su bioregión y los procesos ecológicos que sustentan su integridad. En la España penínsular la cuenca de Tabernas constituye un territorio  de vocación subdesértica muy valioso para ser declarado Parque Nacional. No será fácil  impulsar una propuesta que cumpla los requisitos de la Ley de Parques Nacionales en vigor en cuanto a superficie mínima y ausencia de vías de comunicación en el ámbito territorial a proteger como parque nacional. 


Entre los problemas a resolver se plantearía, además, la necesidad de aumentar la propiedad pública del suelo y la búsqueda de alternativas a la prohibición de la caza que conlleva el estatus de Parque Nacional. Su declaración reforzará la protección jurídica del territorio y su prestigio nacional e internacional, la transferencia de conocimiento entre investigadores y gestores, el desarrollo sostenible del turismo ecológico y  mayor inversión pública y ayudas estatales para los municipios concernidos.


La declaración se hace por Ley de las Cortes generales a partir de una proposición conjunta del Gobierno de la nación y el de la Comunidad Autónoma. Seria oportuno formalizar una comisión mixta entre las dos administraciones, estatal y autonómica, que explore, en primer lugar, la viabilidad técnica de la propuesta. En caso de evaluación positiva la comisión mixta podría iniciar la hoja de ruta con el objetivo final de la declaración de los Subdesiertos de Almería como Parque Nacional.


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